La UE investiga la falta del informe de impacto ambiental en las obras de ampliación de Sondika
La Dirección de Medio Ambiente de la Unión Europea ha abierto una investigación sobre la falta de evaluación de impacto ambiental en las obras para ampliar el aeropuerto de Sondika, un proyecto presupuestado en 30.000 millones de pesetas. La UE ha admitido a trámite una queja presentada por los vecinos opuestos a la construcción de la celda de lindane, que se basan en el incumplimiento de la normativa comunitaria. La dirección de Sondika ha defendido ante Bruselas que la declaración de impacto no es necesaria "al no ser un aeropuerto de nueva construcción".
La queja vecinal se fundament...
La Dirección de Medio Ambiente de la Unión Europea ha abierto una investigación sobre la falta de evaluación de impacto ambiental en las obras para ampliar el aeropuerto de Sondika, un proyecto presupuestado en 30.000 millones de pesetas. La UE ha admitido a trámite una queja presentada por los vecinos opuestos a la construcción de la celda de lindane, que se basan en el incumplimiento de la normativa comunitaria. La dirección de Sondika ha defendido ante Bruselas que la declaración de impacto no es necesaria "al no ser un aeropuerto de nueva construcción".
La queja vecinal se fundamenta en la directiva comunitaria 85/337, que detalla las infraestructuras para cuya construcción se requiere la evaluación de impacto ambiental. Su anexo I incluye la construcción de "aeropuertos cuya pista de despegue y de aterrizaje tenga 2.100 metros de largo o más". La pista principal de Sondika tiene 2.700 metros. Para los vecinos, dicha directiva obliga en este caso a Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA), entidad que gestiona todos los aeródromos nacionales, a realizar el correspondiente estudio de impacto ambiental. "Esto no es un lavado de cara, sino que se hace una nueva infraestructura, una terminal que va justo al lado opuesto donde está ahora, como ya hemos informado a los responsables de la Dirección de Medio Ambiente", aseguran. AENA tiene una opinión diferente, que ha plasmado en las alegaciones a la queja enviadas ya a la Dirección de Medio Ambiente de Bruselas. Afirma que tanto el ordenamiento jurídico español como el comunitario se refiere a la necesidad de estudios de impacto en "obras de nueva construcción". Los servicios jurídicos de Sondika han argumentado ante la UE que los trabajos son de remodelación, con la construcción de un edificio terminal. "No se trata de hacer un nuevo aeropuerto", aducen. La dirección del aeropuerto, según estos medios, tiene elaborado un informe interno de impacto ambiental, pero referido a la futura ampliación de la pista -con el objetivo de reducir los problemas acústicos motivados por la frenada de los aviones-, que se pretende acometer una vez finalizada la remodelación actual. "Si se amplía la pista en la longitud que establece la ley, habría que pedir el estudio de impacto ambiental. Pero es una obra que no se prevé hasta el año 2000". Tercera queja ante la UE La dirección de Sondika, que aún no ha recibido la contestación de la Unión Europea, afirma que las obras de ampliación se están realizando "respetando la legalidad vigente, como no podía ser de otra forma en un ente público como AENA". Ésta es la tercera queja que estudia la Unión Europea por las actuaciones que se acometen junto al aeropuerto vizcaíno. La primera fue la controvertida celda de lindane, ya concluida y que no tuvo estudio de impacto. La segunda tiene su origen en esta misma infraestructura por una presunta vulneración del derecho a la información de los ciudadanos. La dirección europea de Medio Ambiente todavía no ha emitido un dictamen sobre ambas reclamaciones. Las obras de ampliación del aeródromo vizcaíno supondrán casi la duplicación de la superficie actual para el año 2010: de 234 hectáreas existentes ahora se pasará a cerca de 410. La principal infraestructura es la habilitación de una nueva terminal, con un presupuesto de 10.000 millones y 25.000 metros cuadrados de superficie. Diseñada por el arquitecto valenciano Santiago Calatrava, se elevará hasta 27 metros de altura y su conclusión se ha fijado para finales de 1999. Los trabajos de mejora en Sondika comenzaron en 1993, con la construcción de la nueva torre de control -situada a escasa distancia de la actual-, que aún no se encuentra operativa a pesar de que está concluida desde hace dos años.
Dos carreteras paradas en Vizcaya
La realización de un estudio de impacto ambiental -al que luego sigue la declaración de impacto aprobada por la institución correspondiente- es un requisito que se ha ampliado en los últimos años por las resoluciones de los tribunales y ha llevado a la obligación de tramitarlo por la construcción de infraestructuras tan básicas como las carreteras. La ausencia de este informe ha tenido consecuencias prácticas en Vizcaya: una variante y uno de los nuevos accesos a Bilbao se han visto obligados a paralizar sus trabajos. El primer caso ocurrió con la variante de Berriz, cuyas obras se bloquearon a finales de 1996 por un auto del Tribunal Superior de Justicia y, tras múltiples vicisitudes, se iniciarán a finales de este año. Similar situación se produjo en el proyecto de la variante Este de Bilbao -que permitirá un nuevo acceso por el norte de la capital-, paralizada durante más de seis meses en 1997 por la carencia de la evaluación de impacto. El caso más curioso fue con la variante de la localidad de Markina. Esta infraestructura entró en servicio a finales de 1995 y, en septiembre de 1997, un auto del Tribunal Superior anuló el proyecto por la falta de la declaración de impacto. Las consecuencias fueron, sin embargo, nulas: la Diputación dijo que acataba la resolución, pero la carretera mantiene su estado actual. Tras estas resoluciones judiciales -en Guipúzcoa y Álava no se han producido problemas de este tipo-, la Diputación vizcaína decidió la realización de las evaluaciones ambientales en todas sus obras, como anunció públicamente el titular foral de Obras Públicas, José Félix Basozabal.