Cartas al director

La política tiene que controlar a la economía

El gran descontrol político, económico, social y humano que sufre el planeta Tierra en los últimos tiempos, desde la crisis asiática, el caos ruso, el vodevil Clinton-Lewinsky hasta el hundimiento de las bolsas europeas, constata que la gran potencia de la sacralizada economía de mercado empieza a desfallecer.Quizá la desgracia de la economía de mercado es que últimamente se ha convertido en la ideología única por excelencia (neoliberal, globalizadora y superdeshumanizada), y esto ha comportado que la política no controle a la economía, a la vez que esta última es el refugio y/o coartad...

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El gran descontrol político, económico, social y humano que sufre el planeta Tierra en los últimos tiempos, desde la crisis asiática, el caos ruso, el vodevil Clinton-Lewinsky hasta el hundimiento de las bolsas europeas, constata que la gran potencia de la sacralizada economía de mercado empieza a desfallecer.Quizá la desgracia de la economía de mercado es que últimamente se ha convertido en la ideología única por excelencia (neoliberal, globalizadora y superdeshumanizada), y esto ha comportado que la política no controle a la economía, a la vez que esta última es el refugio y/o coartada de los políticos fracasados y vengativos (dictadura de los mercados financieros).

La economía de mercado, como la guerra antaño, es, aquí y ahora, la continuación de la política por otros medios, pero con unas grandes limitaciones. Por otra parte, este "reduccionismo economicista" es muy primario, ya que reduce el concepto de racionalidad a aceptar los mecanismos del mercado, sabiendo que estos mecanismos no son racionales, sino mecánicos.

En consecuencia, la economía de mercado necesita más que nunca la racionalidad humana (traducida en una mejor intervención y/o control político) para canalizar sus fuerzas. Es preciso una humanización de la globalización, una liberación de la democracia y un escrupuloso respeto a la soberanía política y ecológica de todos los pueblos de la Tierra.- . .

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