CRISIS FINANCIERA MUNDIAL

Amenaza de recesión en México

La economía mexicana padece los cataclismos internacionales y bruscos altibajos bursátiles en curso, y también las consecuencias de unas estructuras bancarias y de control financiero todavía frágiles. La excesiva dependencia de los ingresos fiscales de las ventas del petróleo, cuyos precios cayeron a principios de año más de lo previsto, aprieta el dogal a las arcas del Estado. También frena el aumento del ahorro interno, imprescindible para amortiguar la sucesión de golpes, la servidumbre de la deuda externa, 1,4 billones de pesetas al año, y el peso de los 9 billones desembolsados por la Se...

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La economía mexicana padece los cataclismos internacionales y bruscos altibajos bursátiles en curso, y también las consecuencias de unas estructuras bancarias y de control financiero todavía frágiles. La excesiva dependencia de los ingresos fiscales de las ventas del petróleo, cuyos precios cayeron a principios de año más de lo previsto, aprieta el dogal a las arcas del Estado. También frena el aumento del ahorro interno, imprescindible para amortiguar la sucesión de golpes, la servidumbre de la deuda externa, 1,4 billones de pesetas al año, y el peso de los 9 billones desembolsados por la Secretaría (Ministerio) de Hacienda a principios de 1995 para evitar una bancarrota generalizada, y el colapso del sistema.El Gobierno de Ernesto Zedillo, que trata de convertir esa ayuda a la banca en deuda pública, esto es, endosarlos al contribuyente -contra el criterio de la oposición, que reclama primero el procesamiento y castigo de quienes se enriquecieron con aquella operación de salvamento- revisa a la baja, en aproximadamente un punto, el crecimiento del PIB, calculado en octubre de 1997 en casi un 5% para 1998.

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"Vamos bien, pero las circunstancias exigen proceder con prudencia", afirmó el secretario (ministro) de Hacienda, José Angel Gurría, cuyo gabinete proclama que factores externos conducen a México a una situación ajena a la solidez de su economía. Sin embargo, ésta soporta altos tipos de interés, fuerte depreciación del peso frente al dólar, retracción inversora y crediticia, presión inflacionista y caída de reservas.

Los analistas conceden que la flotación cambiaria impide una macrodevaluación, como la aprobada en las negras navidades de 1994, pero rebajan el optimismo oficial, que consideran voluntarista. Alicia Girón, directora del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Autónoma de México, pronostica una recesión. "Es posible que el crecimiento para 1988 no sea superior el 2%", dijo.

La actividad crediticia ha sufrido un parón. Aumentan los precios, y la irritación del consumidor, y la incertidumbre. La balanza comercial, por otra parte, registró hasta julio de este año un déficit de 522.432 millones de pesetas, la inflación puede llegar al 17%, según Javier González, presidente del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas, y las reservas se redujeron en 145.000 millones en un mes.

La Administración quiere fortalecer la Comisión Nacional Bancaria y de Valores y reducir el seguro de depósito que otorga el Gobierno federal. El seguro ilimitado, en vigor en México durante 50 años, llevó a los bancos más irresponsables a endeudarse hasta las cejas, a prestar con ligereza, y después a pedir socorro, en 1995, al oficial Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa).

Esa modernización bancaria, sin embargo, deberá ser aprobada por el Congreso, sumido en fuertes disputas. "Hoy el Fobaproa (las diferencias políticas respecto a cómo se pagan los fondos desembolsados por ese organismo para salvar a los bancos) impide que nuestros bancos se puedan capitalizar dentro y fuera del país", dijo Martin Werner, viceministro de Hacienda y Crédito Público.

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