La Pedrera acoge una amplia muestra del arte de Durero como grabador

Un siglo lleno de inventos relacionados con la difusión de información, escrita y visual, que augura una nueva época huérfana aún de mecanismos intelectuales para comprenderla. Podría ser ahora, pero era el siglo XV, el de la imprenta y del auge del grabado, elementos ambos que el artista renacentista Albrecht Dürer (Núremberg, 1471-1528) conoció y supo utilizar para divulgar su obra, parte de la cual, sus grabados, dibujos y tratados, se exhibe desde ayer en la sala de exposiciones de La Pedrera en Barcelona.

"Todo deseo que los hombres tengan de cualquier bien terrestre puede ser comp...

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Un siglo lleno de inventos relacionados con la difusión de información, escrita y visual, que augura una nueva época huérfana aún de mecanismos intelectuales para comprenderla. Podría ser ahora, pero era el siglo XV, el de la imprenta y del auge del grabado, elementos ambos que el artista renacentista Albrecht Dürer (Núremberg, 1471-1528) conoció y supo utilizar para divulgar su obra, parte de la cual, sus grabados, dibujos y tratados, se exhibe desde ayer en la sala de exposiciones de La Pedrera en Barcelona.

"Todo deseo que los hombres tengan de cualquier bien terrestre puede ser completamente saciado hasta transformarse en repugnancia, exceptuando únicamente el de adquirir un gran saber, del cual nadie queda asqueado". Albrecht Dürer, a quien pertenece este escrito, no se sació nunca del saber y hasta el final de su vida investigó y estudió la manera de aunar arte y ciencia, religión y razón, geometría y naturaleza. Hasta el 6 de diciembre, la sala de exposiciones en Barcelona de la Fundación Caixa de Catalunya, situada en la planta noble de La Pedrera, presenta una importante selección de grabados, dibujos y libros teóricos de Durero. Las obras, en su mayoría tiradas originales, proceden de diversas colecciones museísticas francesas -principalmente de la Biblioteca Nacional de Francia y la Escuela Superior de Bellas Artes- y abarcan la totalidad de la trayectoria del artista alemán. En conjunto se presentan un centenar de grabados en distintas técnicas -xilografías, punta seca, aguafuertes y buril-, nueve dibujos y ejemplares de cuatro de sus libros: Arco de triunfo, serie de grabados realizados en honor del emperador Maximiliano, y los tratados Instrucciones sobre la fortificación de ciudades, castillos y burgos; Instrucción de la medida con compás y regla, y el más conocido, los Libros sobre las proporciones del cuerpo humano, aparecido póstumamente. Gran difusión Los grabados de Durero abarcan distintas temáticas- el Apocalipsis, la Pasión de Cristo, la vida de la Virgen, imágenes de santos, retratos y escenas simbólicas tanto mitológicas como contemporáneas....-, y en la exposición no faltan algunos de los más conocidos del artista, que alcanzaron gran difusión en su época y fueron copiados durante generaciones. Entre ellos figuran por ejemplo una famosa xilografía de 1515 que representa un rinoceronte -en realidad es una recreación a partir de un dibujo del natural que otro dibujante realizó de uno de estos animales en Lisboa, adonde había llegado procedente de la India-. El grabado de Durero tuvo tal éxito que se realizaron ocho tiradas de él y fue durante mucho tiempo la representación modélica en Europa de esta exótica bestia. Otro de los grabados famosos del maestro que pueden verse en la exposición es el de Adán y Eva, realizado en 1504 con la técnica del buril. En este grabado, cuyo tema es el mismo que el de los dos famosos paneles que del artista se conserva en el Prado, los especialistas ven una síntesis de los intereses de Durero tanto a nivel iconográfico -el dibujo está repleto de símbolos- como de sus descubrimientos en el terreno de las proporciones perfectas del cuerpo humano, tema que ocupó uno de sus tratados. También al buril sobre plancha de cobre son otros tres grabados que los estudiosos juzgan magistrales y representativos tanto de su dominio técnico como de sus intereses intelectuales y religiosos. Se trata de El caballero, la muerte y el diablo (1513); San Jerónimo en su celda (1514), y La melancolía (1514), este último considerado una especie de autorretrato espiritual del artista por cuanto representa la imposibilidad de los humanos de alcanzar el absoluto. Dürer en las colecciones francesas tiene como comisarios a Gilberte Martin-Méry y José Corredor-Matheos, quienes han invertido dos años de trabajo en su organización. La exposición, de acceso gratuito, cuenta con un voluminoso catálogo y el montaje, a cargo de Fernando Marzà, destaca por el uso de unos cristales que permiten observar las obras sin sombras ni reflejos.

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