Los constructores, enfrentados al dilema de la validez de sus licencias

"Un convenio urbanístico es una figura legal mediante la cual un ayuntamiento hace una programación especial para una zona pactada con un promotor privado, en la que vende suelo público o recalificado. Pero cuando un ayuntamiento recurre más de 250 veces a ella, no está planificando la ciudad, está haciendo un puzzle urbanístico y burlando la ley, porque, como ocurre en el caso de Marbella, construye pero no dota de viales, de colegios y esquilma sistemáticamente las zonas no urbanizables", afirma un catedrático de derecho administrativo malagueño. Este profesor de la Universidad de Málaga aco...

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"Un convenio urbanístico es una figura legal mediante la cual un ayuntamiento hace una programación especial para una zona pactada con un promotor privado, en la que vende suelo público o recalificado. Pero cuando un ayuntamiento recurre más de 250 veces a ella, no está planificando la ciudad, está haciendo un puzzle urbanístico y burlando la ley, porque, como ocurre en el caso de Marbella, construye pero no dota de viales, de colegios y esquilma sistemáticamente las zonas no urbanizables", afirma un catedrático de derecho administrativo malagueño. Este profesor de la Universidad de Málaga acostumbra a mostrar la política urbanística de Gil como ejemplo de lo que no se debe hacer en materia de Urbanismo a sus alumnos de cuarto curso.A ello se añade una guinda fruto del estilo opaco de este equipo de Gobierno. "Muchos de los convenios no los hemos conocido los concejales ni los vecinos a efectos de plantear alegaciones. Han sido secretos, luego ilegales", corroboran Isabel García-Marcos y Antonio Martín, concejales de PSOE e IU.

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Existe además un problema de supuesta ilegalidad. Un convenio es un acuerdo de intenciones que debe supeditarse al planeamiento urbanístico vigente, el de 1986. Sólo los más prudentes han esperado a ver qué sucedía con el plan urbanístico de Gil, desbaratado por la Junta de Andalucía. Entre ellos, la entidad bancaria Unicaja. Gil quiso conmutar una deuda de mil millones a cambio de 14 parcelas. Este banco rechazó la oferta del alcalde, al comprobar que todas pertenecían a suelo de equipamiento (solares sociales, escolares, zonas verdes...).

Los constructores se hallan en un dilema. O han construido ilegalmente, y el expediente sancionador de la Junta va contra ellos, no contra el Ayuntamiento, o poseen un convenio que les convertirá en delincuentes en cuanto lo ejecuten. Porque Gil no tiene plan. La Junta le ha dejado sin plan.

¿Qué se esconde bajo tanta osadía urbanística? El clamor en la oposición y entre concejales de Gil es unánime: dinero, dinero, mucho dinero. Y todos consignan que no todo el dinero ha llegado a las arcas municipales. "¿Si se ha pagado tanto dinero por los convenios al Ayuntamiento, que algunos llegan a cifrar en medio billón de pesetas, cómo puede estar tan endeudado el Ayuntamiento; dónde se ha quedado el dinero?", se pregunta José Asenjo, vicesecretario general del PSOE de Andalucía.

García-Marcos y la abogada Inmaculada Estévez auguran problemas a Gil. "¿Qué va a hacer cuándo le reclamen los constructores las cantidades realmente pagadas a cambio de los ahora inservibles convenios urbanísticos y licencias?"

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