Porque el monte es monte

Un lazo de color naranja será el símbolo que los alicantinos contrarios a la ubicación del futuro Palacio de Congresos en pleno monte Benacantil, coronado por el castillo de Santa Bárbara, llevarán en la solapa a partir de septiembre. Esta iniciativa, promovida por la plataforma ciudadana Salvem el Benacantil, forma parte de las medidas de presión que pretenden hacer reconsiderar al Consistorio la construcción del edificio en la ladera norte del monte más emblemático de la ciudad. Los miembros de la plataforma, que intentan forzar un consulta popular que permita a los alicantinos decidir sobre...

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Un lazo de color naranja será el símbolo que los alicantinos contrarios a la ubicación del futuro Palacio de Congresos en pleno monte Benacantil, coronado por el castillo de Santa Bárbara, llevarán en la solapa a partir de septiembre. Esta iniciativa, promovida por la plataforma ciudadana Salvem el Benacantil, forma parte de las medidas de presión que pretenden hacer reconsiderar al Consistorio la construcción del edificio en la ladera norte del monte más emblemático de la ciudad. Los miembros de la plataforma, que intentan forzar un consulta popular que permita a los alicantinos decidir sobre el emplazamiento del Palacio, ya han recogido 5.000 de las 20.000 firmas que necesitan para forzar al Ayuntamiento a realizarla. Salvem el Benacantil crea su propia imagen. Un lazo reivindicativo y un logotipo, que pronto se convertirá en un referente familiar, recordarán a los ciudadanos que un grupo importante de ellos no está de acuerdo con la ubicación que el Ayuntamiento ha elegido para el Palacio de Congresos. "Es un símbolo que significa que quien lo lleva quiere el Palacio, pero no en el Benacantil", explica Francisco Huesca, portavoz de la plataforma. Huesca destaca tres factores para desestimar el proyecto. "Provocaría un gran impacto medioambiental y también un impacto patrimonial, porque el castillo de Santa Bárbara y sus aledaños son Bien de Interés Cultural, y acabaría con la imagen de la ladera poniendo un monstruo con forma de platillo volante". Salvem el Benacantil nació hace poco menos de un mes en una reunión informal a la que asistieron casi 100 personas. A partir de ese momento se decidió constituir la plataforma y buscar la manera de presionar al Ayuntamiento para que cambie el emplazamiento del Palacio. La Constitución, la Ley de Bases de Régimen Local y el Reglamento Ciudadano de la ciudad recogen los términos en los que puede celebrarse una consulta popular. El Reglamento establece que en Alicante pueden realizarse sobre temas de trascendencia con soporte del Ayuntamiento, de oficio o bien forzado por un colectivo que reuna el 10% de las firmas del censo. En esta fase se encuentra Salvem el Benacantil, que ya ha recogido 5.000 de las 20.000 firmas necesarias. Tienen hasta el mes de octubre para conseguir las 15.000 rúbricas que les faltan. Desde el 19 de agosto, además, cada miércoles presentarán ante el registro municipal un escrito que explica su postura y en el que solicitan ser recibidos por el alcalde, el popular Luis Díaz Alperi. Carlos de Aguilera, miembro de Adena (Asociación para la Defensa de la Naturaleza) y de la plataforma, asegura que el proyecto es una aberración. "Es uno de los pocos pulmones que tiene la ciudad, que siempre ha tenido una política medioambiental desastrosa". Aguilera apuesta por la repoblación del monte con flora mediterránea, que a su juicio haría que en una generación fuese un espacio verde. "El monte tiene que ser monte. El alcalde dice que son sólo cuatro matas, pero es eso lo que queremos. Por desgracia la política está muy alejada de la ecología en este país", afirma Carlos de Aguilera. La aparejadora Lourdes Gadea también pertenece a la plataforma. "Es demasiado grande. El arquitecto García Solera ha tenido que rebajar en siete metros la altura del Palacio de Congresos porque sobrepasaba la de las murallas", explica. El arquitecto Manuel Ayús es de la misma opinión y por eso colabora con Salvem el Benacantil. El entorno no reúne las características, debido a las pendientes del monte y a la escasa distancia que separa el lugar de la muralla del Castillo, según explica. "Supondría una merma importante del proyecto y también limitaría la capacidad que quiere dársele para que se celebren congresos internacionales. Además, es imposible ubicar las infraestructuras que necesitaría en un espacio urbano que está consolidado. El alcalde no debería tomarse esto como un batalla, y lo inteligente es dar marcha atrás", asevera el arquitecto. De entrada, el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Alicante, del PP, ha descartado la posibilidad de celebrar una consulta popular al respecto, primero porque no cree que la normativa municipal obligue a ello, y en segundo lugar porque prioriza el "adecentamiento" del barrio de San Antón, degradado en extremo. Para el alcalde en funciones, Juan Seva, las obras y proyectos que afectan a esa zona de la ciudad se llevarán a cabo "porque nosotros miramos hacia el futuro, y no damos pasos atrás como otros desearían". Seva insiste en recordar a los ciudadanos el estado que presentaba San Antón antes de la ampliación de la avenida de Alfonso el Sabio y la implantación de un programa para erradicar el chabolismo y la vivienda precaria. "Con el Palacio de Congresos y la construcción del parque de la Ereta nos quedará un barrio absolutamente diferente, y nada nos hará cambiar de idea", concluyó. Los razonamientos del equipo de gobierno no convencen a Omar Balderas, portavoz de la asociación de vecinos La Goteta. "Si quisieran de verdad rehabilitar el casco antiguo, lo hubieran hecho de otra forma, por ejemplo derribando las casas que amenazan ruina, y construyendo nuevas". Paco Huesca recordaba ayer que el Benacantil es patrimonio de todos los ciudadanos de Alicante, y que el programa electoral del PP en Alicante preveía la construcción de un Palacio de Congresos frente al mar.

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