La rehabilitación de la judería malagueña enfrenta a PP e Izquierda Unida

Muy pocos malagueños saben dónde está la judería, pese a que seguramente han pasado al lado cientos de veces. Está en pleno centro y es tan pequeña como antigua. El proyecto del Ayuntamiento para rehabilitarla la ha salvado de la demolición, pero Izquierda Unida sostiene que a pesar de las modificaciones introducidas en la idea originaria el planteamiento para su recuperación constituye "un ataque al patrimonio histórico".

Hace 18 años la judería fue sentenciada a muerte. Entonces el proyecto era echar abajo casi todas las construcciones comprendidas entre las calles de Alcazabilla, San...

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Muy pocos malagueños saben dónde está la judería, pese a que seguramente han pasado al lado cientos de veces. Está en pleno centro y es tan pequeña como antigua. El proyecto del Ayuntamiento para rehabilitarla la ha salvado de la demolición, pero Izquierda Unida sostiene que a pesar de las modificaciones introducidas en la idea originaria el planteamiento para su recuperación constituye "un ataque al patrimonio histórico".

Hace 18 años la judería fue sentenciada a muerte. Entonces el proyecto era echar abajo casi todas las construcciones comprendidas entre las calles de Alcazabilla, Santiago, Granada, San Agustín y Marquesa de Moya. Pero los planes quedaron en el olvido. Ahora el Ayuntamiento de Málaga ha modificado aquella iniciativa y se propone rescatar este trozo de pasado compuesto por callejuelas estrechas y empedradas, por casas semiderruidas que aún ostentan orgullosas rejas y tejados de otros tiempos. Izquierda Unida ha salido al paso del nuevo proyecto y ha expuesto sus razones: se acabaron una casa del siglo XVII, se eliminan dos adarves (calles sin salida), se mutila una torre de estilo mudéjar y se "inventan" dos plazas. Los trabajos, que cuentan con financiación del Plan Urban y cuestan unos 300 millones de pesetas, comenzarán en octubre y estarán terminados en el año 2000. "Los fondos europeos del Plan Urban se dan para conservación del patrimonio histórico, no para arrasar y especular. La Málaga de la piqueta no debe seguir abriéndose camino", protestó Antonio Romero, portavoz municipal de la coalición. IU ha presentado una alegación a la modificación y prevé denunciar el proyecto ante la Consejería de Cultura de la Junta y el Parlamento europeo. "Los fondos comunitarios no pueden utilizarse para cometer crímenes urbanísticos", insistió el edil, también coordinado regional de IU y próximo candidato a la presidencia de Andalucía por la federación. El concejal de Urbanismo, Francisco de la Torre, defendió sin ambages la modificación introducida al llamado Plan Especial de Protección y Reforma Interior del centro: "Se evita la demolición de la judería. Esas casas estaban sentenciadas y ahora se conserva casi el 100%. Además, la modificación está abierta a ser perfeccionada y buscaremos el máximo consenso. Era una zona muerta, sin vida y casi desconocida". Trazado típico El Ayuntamiento pretende abrir dos calles por esa zona y conectar las de Alcazabilla y Granada. Izquierda Unida sostiene que esta actuación destruirá el trazado típico de la judería. El Partido Popular, en cambio, esgrime que la "permeabilización" de la zona se hará abriendo calles "que existieron, pero que fueron cerradas". El equipo de gobierno prevé crear en el entorno un barrio artesano, lo que junto a la proximidad del Museo Picasso y del Teatro Romano, lo convertirá sin duda en un reclamo turístico. La judería está enclavada en una zona privilegiada. A espaldas de la iglesia de San Agustín y frente a la alcazaba. Por entrada tiene los jardines de Ibn Gabirol, más conocidos como los de la calle Alcazabilla. Por su aspecto deteriorado, pocas personas se animan a subir las estrechas escaleras que conducen a este pedacito de historia. Entre los vecinos reina la confusión. "Primero nos anunciaron que todo esto iba abajo, después vinieron los arquitectos y nos hablaron de rehabilitación, ahora nos dicen que van a expropiar para equipamiento ¿y eso qué es?", se quejaba una vecina. Los habitantes del barrio lamentan que durante tantos años se haya dejado en el olvido. Protestan porque algunos jóvenes hacen de las calles un urinario y de los soportales, el sitio ideal para fumarse algunos porros. El Ayuntamiento aduce que, justamente, con su proyecto pretende rescatar esa zona del olvido.

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