Todo lo que el "día grande" no permite

El viernes de la Aste Nagusia convierte en muy difícil poder hacer en Bilbao cosas habituales cualquier otro día

Bienvenido al segundo día de la Aste Nagusia. Como habrá podido comprobar, la engañosa laxitud de la ciudad se ha metamorfoseado en una explosión de acontecimientos. Al final Bilbao ha sucumbido un año más al ritual festivo, lo viene haciendo desde el 78 y lo hará el próximo viernes, cuando el día grande anuncie su llegada. Ello implica que todo aquel que esté dispuesto a zambullirse en el ambiente festivo lo va a tener más fácil que nunca. Los comercios, oficinas, despachos de abogados, farmacias, ambulatorios, etcétera cierran sus puertas para sumarse a las fanfarrias, juergas, toros y teatr...

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Bienvenido al segundo día de la Aste Nagusia. Como habrá podido comprobar, la engañosa laxitud de la ciudad se ha metamorfoseado en una explosión de acontecimientos. Al final Bilbao ha sucumbido un año más al ritual festivo, lo viene haciendo desde el 78 y lo hará el próximo viernes, cuando el día grande anuncie su llegada. Ello implica que todo aquel que esté dispuesto a zambullirse en el ambiente festivo lo va a tener más fácil que nunca. Los comercios, oficinas, despachos de abogados, farmacias, ambulatorios, etcétera cierran sus puertas para sumarse a las fanfarrias, juergas, toros y teatros que las fiestas brindan. Aunque algunos tendrán que permanecer al pie del cañón. Eso sí, verán compensado sus esfuerzos con gratificaciones de otra índole como las económicas, por ejemplo. Desde el año 80, por decisión del Gobierno vasco, el día grande viene celebrándose el viernes desplazando al jueves que otrora fue el día magno. La denominación antigua era "jueves vaco", porque era el único día en el que no había corrida de toros, explica Marino Montero, destacado comparsero de Pimpilimpauxa y buen conocedor de la historia de las fiestas de Bilbao. Es uno de los puentes más largos del año. ¿Por qué? Porque durante la semana de fiestas, salones de belleza y bancos, entre muchos otros negocios, reducen su jornada laboral. ¿Y qué ocurre con todo aquel que no puede participar en las fiestas por causas ajenas a su voluntad? ¿O con los turistas que, desconociendo el jolgorio que se cuece, se acercan hasta la capital vizcaína a conocer sus encantos y se encuentran con una ciudad fantasmagórica que sólo resucita al son de las charangas? ¿Qué pueden hacer aquellos cuyos ánimos no casen con el espíritu de la Aste Nagusia? Lo lógico es que quieran continuar con la monotonía cotidiana.Pues bien, dar continuidad a ese rosario de hábitos no le va a resultar fácil en absoluto. A continuación, algunas quejas y sugerencias que podría recoger un buzón que se habilitase al efecto. Un listado no exhaustivo del todo, pero que detalla algunas de las cosas que no pueden hacerse en el día grande de la Aste Nagusia y que se complican el resto de la semana hasta echarse en falta. Tal vez ello pueda preservar a otras personas de futuros equívocos Un primer caso sería el de una elegante dama deseosa de dilapidar parte de su capital en compras. Acometer esta empresa puede resultarle "extremadamente complicado". Grandes almacenes como El Corte Inglés, exquisitas tiendas como Gucci o Loewe y otras más normales como Zara proclamarán un mensaje conjunto: "Cerrado por fiesta". "Las peluquerías también están imposibles. Los horarios de fiesta desequilibran toda mi agenda", comenta Isabel Ulloa de 45 años, vecina de la calle Ercilla. "Con el agravante de que además el sábado cierran". "Las fiestas no sólo son para los ricos", replica la trabajadora de una céntrica peluquería. Casi todos los comercios comparten esta política, aunque existen excepciones. Los turistas podrán encontrar comercios abiertos, como la tienda de Museo Guggenheim o Basandere, un comercio de Bilbao que ofrece productos autóctonos. Sus responsables explican que "pese a que sea día grande es justo ofrecer a los turistas productos con señas de identidad como gastronomía vasca, textiles, artísticos o de lectura". Fontaneros, relojeros, profesionales del bricolage, cerrajeros, talleres mecánicos, ferreteros, abogados, ambulatorios, farmacias (salvo las 7 que estarán de guardia), supermercados,... Prácticamente todos cesan en su actividad. Eso sí, siempre existen servicios mínimos de urgencia ante una potencial ruptura de una cañería o si necesita una copia de la llave de su casa extraviada en una juerga. Los servicios de la compañía Buenos días, Buenas noches permanecen abiertos 24 horas, como explica un amable recepcionista. El día grande que también le servirá para hacer su agosto particular. Hay que vigilar también los horarios de los medios de transporte. El Metro, Eusko Trenbideak, Feve o Renfe dispondrán de servicios especiales, pero algunas líneas de autobús "trastocan la franja horaria", como explican desde las oficinas de información de Bilbobús. Algunas paradas, por ejemplo, se desplazan del tinglado de Sendeja a la Plaza Circular. La creencia de que "todo está permitido en fiestas" puede resultar equívoco para quien quiera desarrollar una vida normal. ¿Razones? La ciudad no ofrece muchas alternativas que no vayan acompañando al espíritu festivo.

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