Tribuna:

La "memoria" de los mares

Últimos resultados de la investigación sobre el océano y las zonas polares confirman importantes ideas sugeridas hace algún tiempo acerca de los modos de oscilación del sistema climático, el carácter de elemento de control que es el océano sobre ese sistema y las necesidades urgentes de investigación sobre el mismo. El sistema climático está compuesto por el aire, el agua del océano y el hielo en interacción constante. El aire responde en escalas de tiempo muy rápidas, carece de memoria y no absorbe energía.El océano absorbe la energía del Sol, la retiene y la distribuye por el globo y memoriz...

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Últimos resultados de la investigación sobre el océano y las zonas polares confirman importantes ideas sugeridas hace algún tiempo acerca de los modos de oscilación del sistema climático, el carácter de elemento de control que es el océano sobre ese sistema y las necesidades urgentes de investigación sobre el mismo. El sistema climático está compuesto por el aire, el agua del océano y el hielo en interacción constante. El aire responde en escalas de tiempo muy rápidas, carece de memoria y no absorbe energía.El océano absorbe la energía del Sol, la retiene y la distribuye por el globo y memoriza los procesos que tienen lugar. El mecanismo de distribución lo forman las corrientes marinas que se mueven en superficie y en el interior, controladas por los flujos de calor y de sal en unas partes y otras de la geografía. El sistema de corrientes es metaestable, pues es un sistema de dinámica no lineal. Ligeras variaciones en la densidad y la temperatura pueden cambiar el movimiento del agua. Adicionalmente, el océano, como cualquier otro sistema físico, está sometido a modos de oscilación muy diversos.

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Cualquier persona ha podido observar en tiendas de regalos un adorno que consiste en unas bolitas suspendidas de un soporte, que oscilan constantemente, y de forma brusca cambian su modo de oscilación.

¿Sabemos calcular esas oscilaciones, tanto las de las bolitas como las del océano? Pues aún no. Los resultados de investigaciones dadas a conocer en la revista Science (10 de julio) dan indicaciones acerca de posibilidades muy importantes de avanzar en el conocimiento del océano. En EEUU han comprendido la necesidad y han decidido potenciar estas investigaciones.

Science indica un posible problema muy grave que puede ocurrir en un espacio de tiempo muy pequeño si el hielo del Ártico se funde y inyecta agua dulce en un punto crítico para la circulación oceánica. De la misma manera ocurriría si se fundiese el hielo de la Antártida.

En un momento dado en el último millon de años, el agua de los grandes lagos de Norteamérica dejó de salir al mar por Terranova, desviándose a la cuenca del Missisipí, lo que hizo que dejara de inyectarse agua dulce en la corriente del Labrador, y como consecuencia de ello cambió radicalmente la corriente del Golfo. El río Colorado en los EEUU no llega al mar: queda retenido en el Valle Imperial. Si ocurriera lo mismo con el Missisipí lo más probable es que desapareciera la corriente del Golfo. ¿Podemos saber de manera rigurosa algo sobre estos problemas? Precisamos de modelos más fiables, más científicos trabajando sobre ellos.

Antonio Ruiz de Elvira es catedrático de Física de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid).

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