Cartas al director

¿Todo está permitido?

Siempre el trabajador ha sido el perjudicado en una relación empresa-asalariado, pero hoy día la situación llega a unos extremos que no se pueden permitir a las puertas del siglo XXI. Estamos en una economía de mercado libre y el trabajador, al igual que en unos grandes almacenes, se compra y se vende como si de un embutido se tratara. Hoy día, todo o casi todo está permitido para el empresario. ¿Dónde están las leyes que protegen a los trabajadores?En la película que voy a contar (película no es la palabra adecuada porque no es ficción sino realidad, pero no encuentro otra apropiada) hay tres...

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Siempre el trabajador ha sido el perjudicado en una relación empresa-asalariado, pero hoy día la situación llega a unos extremos que no se pueden permitir a las puertas del siglo XXI. Estamos en una economía de mercado libre y el trabajador, al igual que en unos grandes almacenes, se compra y se vende como si de un embutido se tratara. Hoy día, todo o casi todo está permitido para el empresario. ¿Dónde están las leyes que protegen a los trabajadores?En la película que voy a contar (película no es la palabra adecuada porque no es ficción sino realidad, pero no encuentro otra apropiada) hay tres protagonistas: la empresa E, que es rica y poderosa, con unos beneficios cifrados en billones de pesetas; la empresa ETT, creada por E, que emplea temporalmente al tercer protagonista, el trabajador T. Y el resto es muy fácil de imaginar. ¿Qué hace E? Pues convertir lo que serían gastos de personal en beneficios. ¿Cómo? Contratando a través de ETT, de esa forma no paga nóminas a sus trabajadores, sino servicios recibidos de la empresa de su grupo, ETT, la cual paga al más perjudicado de la cadena, es decir, el trabajador T. De esta forma, E se beneficia por muchas razones: no tiene costes laborales y, además, da beneficio a la ETT que, en definitiva, es de ella misma, al ser del mismo grupo.

¿Y qué pasa con el trabajador? No recibe todo el sueldo que justamente le pertenece, sino sólo un porcentaje; no tiene vacaciones remuneradas; no tiene pagas extras; no se cotiza a la Seguridad Social por él lo que se debería según su trabajo; no tiene estabilidad; no sabe si llegará mañana al trabajo y le dirán esto se ha acabado, etcétera.

Hoy cumplo un año trabajando en una importante entidad financiera, en este tiempo he firmado seis contratos con su empresa ETT y no sé todavía los que me quedarán por firmar. Mis expectativas de trabajo son, ahora mismo, hasta fin de mes. Lo que pase después, no lo sé.-

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