Editorial:

De hecho y de primera

NO ES lo mismo vivir en pareja en Cataluña que en el resto de España. Las parejas de hecho, homosexuales o no, gozan desde el martes en Cataluña del amparo de una ley aprobada por el Parlament. En el resto de España, ni siquiera existen legalmente. Ambas circunstancias tienen que ver con CiU, un partido que aplica distinta vara de medir según en qué foro intervenga.En las Cortes españolas, CiU secunda el confuso criterio del PP, según el cual no hay que legislar sobre parejas de hecho, sino sobre uniones convivenciales, es decir, sobre todos los que compartan un mismo techo, sea por la razón q...

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NO ES lo mismo vivir en pareja en Cataluña que en el resto de España. Las parejas de hecho, homosexuales o no, gozan desde el martes en Cataluña del amparo de una ley aprobada por el Parlament. En el resto de España, ni siquiera existen legalmente. Ambas circunstancias tienen que ver con CiU, un partido que aplica distinta vara de medir según en qué foro intervenga.En las Cortes españolas, CiU secunda el confuso criterio del PP, según el cual no hay que legislar sobre parejas de hecho, sino sobre uniones convivenciales, es decir, sobre todos los que compartan un mismo techo, sea por la razón que sea. En el Parlament catalán, CiU presentó un proyecto de ley que iba también en este sentido, pero todas las fuerzas de izquierda le conminaron a diferenciar entre uniones afectivas y de otro tipo, y la coalición liderada por Pujol ha cedido. Por ello, Cataluña tiene ya ley de parejas de hecho, y el próximo otoño debatirá otro proyecto sobre uniones no afectivas.

La ley catalana reconoce la "unión estable homosexual" y la define como "formada por personas del mismo sexo que conviven maritalmente". En caso de muerte de uno de los miembros, el otro se queda con los muebles y el menaje, y tiene derecho a una cuarta parte de la herencia, e incluso a su totalidad cuando no hay otros parientes. En una ruptura, el miembro menos favorecido económicamente tiene derecho a pensión. Pero -por la falta de competencias de Cataluña en esas materias- no se establecen pensiones de viudedad ni declaración conjunta de la renta. La ley sigue excluyendo a los homosexuales en materia de adopción.

La Conferencia Episcopal ha calificado la ley como una "institucionalización de la homosexualidad". Nadie esperaba de la Iglesia que la aplaudiera, pero sí que asumiera con mejor talante el hecho de que sus propias competencias sólo alcanzan a los españoles que se someten a su doctrina. Quienes establecen una unión de hecho en los términos aprobados en la ley catalana no parecen estar entre ellos. La Coordinadora Gay-Lesbiana ha pedido "coherencia" a CiU para apoyar la misma ley en las Cortes. Se entiende mal que lo que vale en Cataluña no valga en Madrid.

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