Aznar dice que en crisis como la de Asturias siempre ganará la opinión mayoritaria del PP

José María Aznar aprovechó ayer la clausura del congreso extraordinario del PP gallego, en Santiago de Compostela, para advertir de que en posibles discrepancias internas, como las surgidas en Asturias entre el presidente del Gobierno autonómico y el presidente regional de los populares, siempre ha de prevalecer la opinión de la mayoría del partido. Sólo con la confianza de la dirección, agregó, se puede prestar un servicio relevante, eficaz y activo.

El presidente del Gobierno y del PP, José María Aznar, volvió a eludir un pronunciamiento expreso sobre la crisis de su partido en Asturi...

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José María Aznar aprovechó ayer la clausura del congreso extraordinario del PP gallego, en Santiago de Compostela, para advertir de que en posibles discrepancias internas, como las surgidas en Asturias entre el presidente del Gobierno autonómico y el presidente regional de los populares, siempre ha de prevalecer la opinión de la mayoría del partido. Sólo con la confianza de la dirección, agregó, se puede prestar un servicio relevante, eficaz y activo.

El presidente del Gobierno y del PP, José María Aznar, volvió a eludir un pronunciamiento expreso sobre la crisis de su partido en Asturias, aunque sí realizó algunas alusiones al precedente creado por la rebelión del presidente del Principado, Sergio Marqués.Aznar abandonó el silencio en que se había refugiado desde que el vicepresidente Francisco Alvarez Cascos inició la batalla para descabalgar a Marqués, suspendido de militancia en el PP el pasado viernes. Pero envolvió el mensaje en tonos crípticos, sin una sola mención a los protagonistas de la crisis.

El líder del PP presumió de la unidad y de la implantación social que ha alcanzado su partido gracias, entre otras cosas, al consenso interno. Este clima de bonanza no excluye, continuó Aznar, la posibilidad de que surjan discrepancias, en cuyo caso la organización ha de someterse al criterio de la mayoría. Cuando la unidad no sea posible, precisó, habrá que recurrir a la fórmula de mayorías y minorías para buscar consensos. Aznar concluyó con un mensaje destinado a Marqués: hay que saber entender cuándo se está en mayoría y cuándo no, cuándo se tiene la confianza y cuándo se ha perdido.

El presidente del Gobierno no volvió sobre la crisis del PP en Asturias. Se limitó a proclamar, en consonancia con lo expresado antes por el presidente gallego, Manuel Fraga, que gracias a su partido en España no han surgido formaciones de extrema derecha como las que están cobrando fuerza en otros países europeos.

En medio de una letanía de brillantes datos económicos y declaraciones de fe centrista y reformista, Aznar también se permitió ironizar sobre el asesoramiento que ha recibido el candidato socialista a la presidencia del Gobierno, José Borrell, del actor Albert Boadella. El líder del PP se ufanó de que él puede dirigir el país sin necesidad de asistir a clases de interpretación y teatralización.

El discurso de Aznar clausuró el congreso del PP gallego, que ratificó el liderazgo de Fraga con una unanimidad inaudita: ni uno solo de los 4.400 compromisarios asistentes votó en contra o se abstuvo cuando se sometieron a refrendo las ponencias y la lista del nuevo comité ejecutivo.

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Fraga, lejos de abrir el proceso para designar un sucesor, ofreció claras muestras de que, a los 75 años, la jubilación no forma parte de sus propósitos más inmediatos. Ni los miembros de la cúpula del partido conocían hasta ayer por la mañana la lista de la nueva dirección, más reducida que la anterior y de la que han desaparecido algunos cargos. Aznar se limitó a dar su asentimiento y a aconsejar que la renovación del PP gallego se aborde con tranquilidad y sin agobios.

La elección de Fraga refuerza la posición del secretario regional, Xosé Cuiña, y de sus aliados, los presidentes de las diputaciones de Lugo, Francisco Cacharro, y de Ourense, José Luis Baltar, el sector que más recelos despierta en la dirección nacional. Pese al acoso sufrido por Baltar y Cacharro en los últimos meses, tras destaparse cientos de casos de presunto enchufismo en sus instituciones, ambos mantienen intacta su cuota de poder y, junto a Cuiña, se garantizan el control sobre la elaboración de listas electorales. No obstante, Fraga advirtió de que el PP no puede ser un sindicato de colocación. Los ministros de Sanidad, José Manuel Romay, y de Administraciones Públicas, Mariano Rajoy, fueron elegidos vocales de la ejecutiva. Más información en Domingo

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