EL JUICIO POR EL 'CASO MAREY'

El testigo habló con su antiguo abogado, pese a estar prohibido

El antiguo abogado de Luis Roldán, Eugenio Rubio, vulneró ayer la prohibición de que el testigo pudiera comunicarse durante un receso, lo que provocó que todos los defensores renunciaran a seguir interrogando al ex jefe de la Guardia Civil al considerar al testigo "contaminado".

El defensor de Barrionuevo, Pablo Jiménez de Parga, sorprendió a Rubio hablando con Roldán en un descanso, pese a la prohibición expresa del presidente del tribunal, que también alcanzó a ver la escena. Jiménez de Parga lo denunció al tribunal y el presidente dio parte al Colegio de Abogados. Rubio explicó l...

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El antiguo abogado de Luis Roldán, Eugenio Rubio, vulneró ayer la prohibición de que el testigo pudiera comunicarse durante un receso, lo que provocó que todos los defensores renunciaran a seguir interrogando al ex jefe de la Guardia Civil al considerar al testigo "contaminado".

El defensor de Barrionuevo, Pablo Jiménez de Parga, sorprendió a Rubio hablando con Roldán en un descanso, pese a la prohibición expresa del presidente del tribunal, que también alcanzó a ver la escena. Jiménez de Parga lo denunció al tribunal y el presidente dio parte al Colegio de Abogados. Rubio explicó luego a la agencia Europa Press que se acercó a Roldán para reclamarle el pago de la minuta de 42 millones de pesetas que todavía le adeuda.

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Antes de ser retirado de la sala, Roldán declaró que siempre tuvo claro que "los GAL respondían a una decisión política de los responsables del ministerio". Sobre el secuestro de Marey, Barrionuevo le dijo en una ocasión que había autorizado el secuestro y que éste había resultado "una chapuza".

Roldán también ratificó que Rafael Vera le pidió en cierta ocasión que designase a una persona de su confianza para acompañar a su secretario a Ginebra (Suiza), a depositar 50 millones de pesetas en las cuentas de las esposas de los ex policías José Amedo y Michel Domínguez, que cumplían condena de prisión en Guadalajara.

A su regreso, el ayudante de Roldán, teniente coronel Rafael Yuste, se quejó a éste de "lo mal que se habían hecho las cosas", puesto que viajaron en el mismo avión que las esposas de Amedo y Domínguez, se alojaron en el mismo hotel y les entregaron el dinero en un hipermercado cercano al aeropuerto. "Me pareció tan descabellado que se lo comenté a José Luis Corcuera , apostilló Roldán, incriminando así a otro de sus antiguos superiores.

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