Tribuna:

¿Arde la Alameda?

La Plataforma contra el Aparcamiento de la Alameda invita a los vecinos de la zona a crear foros de debate, recoger firmas, hacer circular la carta-manifiesto en la que se exponen las razones del rechazo del aparcamiento o manifestarse contra él en la prensa y en la radio. Quien esto escribe, por haber nacido en Regina, se siente interpelado como vecino y responde a la invitación. Animando a quienes aun no siendo hijos y/o vecinos de ésta tan dañada como maravillosa porción de Sevilla conformada por el simbólico triángulo cuyos (santos) ángulos son San Lorenzo, La Macarena y San Juan de la Pal...

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La Plataforma contra el Aparcamiento de la Alameda invita a los vecinos de la zona a crear foros de debate, recoger firmas, hacer circular la carta-manifiesto en la que se exponen las razones del rechazo del aparcamiento o manifestarse contra él en la prensa y en la radio. Quien esto escribe, por haber nacido en Regina, se siente interpelado como vecino y responde a la invitación. Animando a quienes aun no siendo hijos y/o vecinos de ésta tan dañada como maravillosa porción de Sevilla conformada por el simbólico triángulo cuyos (santos) ángulos son San Lorenzo, La Macarena y San Juan de la Palma a que se sumen a la protesta como sevillanos que conocen el poder de nombres como Divina Pastora, Espíritu Santo, Amargura, Santa Ana, Feria, Lumbreras, Cruz Verde o Monte-Sión; por citar calles de las dos márgenes ciudadanas divididas por el hercúleo río verde de la Alameda. Los puntos expuestos por la Plataforma para justificar su oposición al aparcamiento son: la desaparición -definitiva- de los grandes árboles de la Alameda; el alto coste medio diario de este tipo de aparcamientos, que indica que no será ni para quienes trabajan en el centro ni para los vecinos, sino para estacionamientos breves que sirvan de acceso a los comercios del centro, como si el histórico lugar fuera el aparcamiento de un híper; la conversión de las calles de acceso en túneles ruidosos y contaminados, incómodos e insanos para los vecinos y ruinosos para los comerciantes del barrio; la carencia de estudios geológicos e hidrográficos del subsuelo de la Alameda; y por todo ello, el convertir la histórica zona en un espacio urbano degradado, al que muchos irán a aparcar pero en el que nadie querrá vivir, pasear o comprar. A estas voces se unen -por vecindad e identidad de problemas- la de la Plataforma de Afectados por el Plan Urban Alameda-San Luis, nacida "como respuesta a la inquietud de vecinos y ciudadanos ante las trascendentales transformaciones que esta zona del casco antiguo de Sevilla está sufriendo con motivo del Plan Urban, y la falta de transparencia y participación con que el Ayuntamiento está actuando". Aquí se suman tanto la denuncia del aparcamiento de la Alameda como de las actuaciones que desnaturalizan la fisionomía del barrio y "sobre todo", la ausencia de medidas de carácter socioeconómico, teóricamente prioritarias en el Plan Urban para promocionar la integración de la población y defender el tejido humano y económico existente. Es otra lucha que no sólo nos afecta a quienes nacimos o vivimos allí, sino a todos los sevillanos que amen a su ciudad con un amor real, liberador, culto, emancipador, que se vuelque en el bien de lo amado; y no con un amor quimérico, castrador, reductor, folclórico y retórico. Son éstas buenas noticias, aunque nazcan de malas realidades, porque si hay participación ciudadana y capacidad de autoorganización para la información, el debate y la reflexión, aún le queda a la ciudad la esperanza del amor en lucha de los suyos. Algo que casi nunca -y su ajado rostro lo demuestra- ha tenido.

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