Clinton atribuye la ola de violencia escolar a un cambio cultural juvenil

Clinton ofreció más preguntas que respuestas, más inquietudes que soluciones, al dirigir ayer un mensaje a la nación sobre la plaga de violencia protagonizada por niños y adolescentes en los centros escolares norteamericanos. En el último episodio de una racha brutal que comenzó en octubre, un chico de 15 años mató el jueves a cuatro personas -sus padres y dos condiscípulos- e hirió a más de una veintena en Springfield (Oregón).

«Como todos los norteamericanos, lucho para entender qué es lo que puede llevar a un adolescente a cometer actos tan terribles», dijo Clinton, que se confesó «p...

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Clinton ofreció más preguntas que respuestas, más inquietudes que soluciones, al dirigir ayer un mensaje a la nación sobre la plaga de violencia protagonizada por niños y adolescentes en los centros escolares norteamericanos. En el último episodio de una racha brutal que comenzó en octubre, un chico de 15 años mató el jueves a cuatro personas -sus padres y dos condiscípulos- e hirió a más de una veintena en Springfield (Oregón).

«Como todos los norteamericanos, lucho para entender qué es lo que puede llevar a un adolescente a cometer actos tan terribles», dijo Clinton, que se confesó «profundamente turbado» por «la semejanza» en los sucesos de los últimos meses, en los que han perdido la vida 14 personas.«Tenemos que aceptar», manifestó, «que no nos encontramos ante incidentes aislados, sino ante síntomas de un cambio cultural que ha insensibilizado a nuestros hijos respecto a la violencia. La mayoría de los niños y adolescentes ven cientos o incluso miles de asesinatos en la televisión, las películas y los videjuegos antes de llegar a la universidad».

Clinton anunció que presentará pronto al Congreso una ley sobre Delincuencia Juvenil, que, entre otras cosas, prohibirá que los muchachos implicados en sucesos violentos puedan comprar armas el resto de su vida.

En Oregón, las novedades sobre Kip Kinkel, el protagonista de la carnicería de Springfield del pasado jueves, siguen siendo espeluznantes. Cuando los policías fueron a retirar los cadáveres de los padres de Kinkel tuvieron que desactivar una red mortal de explosivos con mecanismos de relojería que el adolescente había colocado en la casa.

Kinkel mató a sus padres para después acribillar a sus condiscípulos en la cafetería del instituto en venganza por haber sido expulsado de clase el día anterior por llevar una pistola.

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