Tribuna:

A vueltas con Borrell

La cosa empezó con una interpelación de Miquel Roca (CiU) al gobierno municipal sobre qué medidas iban a tomar para contrarrestar el efecto de las obras del túnel de General Mitre y las de la plaza de Cerdà, y acabó con reproches entre las filas socialistas, IC-Els Verds, CiU y el PP sobre quién tiene más culpa de que importantes infraestructuras estén todavía pendientes: la ampliación del aeropuerto, la pata sur o la inversión en transporte urbano. El fuego cruzado se produjo al final del pleno del Ayuntamiento de Barcelona. Miquel Roca reprochó al gobierno municipal lo que el calificó de "...

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La cosa empezó con una interpelación de Miquel Roca (CiU) al gobierno municipal sobre qué medidas iban a tomar para contrarrestar el efecto de las obras del túnel de General Mitre y las de la plaza de Cerdà, y acabó con reproches entre las filas socialistas, IC-Els Verds, CiU y el PP sobre quién tiene más culpa de que importantes infraestructuras estén todavía pendientes: la ampliación del aeropuerto, la pata sur o la inversión en transporte urbano. El fuego cruzado se produjo al final del pleno del Ayuntamiento de Barcelona. Miquel Roca reprochó al gobierno municipal lo que el calificó de "caos circulatorio" de Barcelona, debido a las múltiples obras de la red viaria, pero en especial a las de la plaza de Cerdà y el túnel de General Mitre, en la Ronda del Mig: "Se están realizando obras no programadas y de forma precipitada en la última etapa del mandato municipal. Y el ciudadano se pregunta si es porque se acercan las elecciones". El guante lo recogió el primer teniente de alcalde, Xavier Casas: "Las obras no han sido precipitadas ni imprevistas, ya que formaban parte del plan de actuación. Además, es mejor realizarlas conjuntamente que por etapas". Casas negó que la ciudad esté "colapsada" por las obras y destacó el esfuerzo inversor del Ayuntamiento para mejorar la red viaria. "Hemos invertido 110.000 millones de pesetas en cuatro años. No podemos decir lo mismo de la Generalitat ni del Ministerio de Fomento. Barcelona todavía no dispone de la conexión de la pata sur y no hay un plan de ampliación del aeropuerto. En cuanto a la plaza de Cerdà, no podíamos esperar a que se acabara la pata sur", recalcó Casas. El alcalde, Joan Clos, negó la situación de colapso, "en parte, gracias al civismo demostrado por los ciudadanos", y añadió que es el momento adecuado para las obras de Cerdà: "Lo que no se podía hacer era levantar toda la plaza cuando en esa zona ya vivan más de 4.000 personas ". Francesc Narváez, concejal de Movilidad Urbana, abundó en la idea de que los desvíos alternativos por el túnel de General Mitre son viables en este momento: "Dentro de un año sería muy difícil hacer pasar los coches por los terrenos del estadio de Sarrià". Ante las alusiones de las filas de CiU y PP a que si la pata sur no está lista ahora es porque no se empeñó en ello el ex ministro de Obras Públicas José Borrell, Pere Alcober, regidor del distrito de Sants-Montjuïc, espetó: "A ver si para inaugurar la pata sur tenemos que esperar a que Borrell sea presidente del Gobierno". A la carencia de inversiones en importantes infraestructuras y en transporte que sufre Barcelona se refirió Eugeni Forradellas, concejal de Sant Andreu: "¿Qué está ocurriendo? ¿Por qué en Madrid se están haciendo inversiones multimillonarias en transporte y en Barcelona no?". Roca contestó que la diferencia de inversión en Madrid y Barcelona es un hecho claro, "pero esto hace tiempo que ocurre". Casas dijo que "en eso se ve la diferencia en el cumplimiento del programa electoral. El Ayuntamiento de Barcelona ha cumplido; no ocurre lo mismo con las otras administraciones, que están bajo mínimos". La última referencia a la pata sur la hizo el alcalde al poner punto final a la discusión: "Barcelona no para y espero que la pata sur esté acabada en diciembre". El de las obras e inversiones no fue el único debate que suscitó polémica en el pleno de ayer. CiU y el PP volvieron a mostrarse en desacuerdo con las cuentas del Ayuntamiento. El PP sostuvo que el gobierno local sólo invirtió el 61% de lo presupuestado en 1997. Ernest Maragall replicó que las cuentas del Ayuntamiento son "transparentes". El pleno aprobó la adjudicación de la explotación y conservación del mobiliario urbano a la empresa MUSA. Dos trabajadores de la anterior adjudicataria, CEMUSA, fueron desalojados al reprochar al alcalde que ahora perderán el trabajo.

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