La plantilla de Expal negocia una salida tras un trienio de reducción salarial del 33%

La plantilla de Expal, una de las cuatro plantas que Unión Española de Explosivos (UEE) tiene en el País Vasco, está negociando con la dirección una salida a su situación laboral. Hace tres años, los 136 trabajadores de la fábrica de Ollabarre (Vitoria) pactaron con la dirección una reducción de la jornada y del salario del 33% para evitar una reestructuración de la plantilla. El comité de empresa, encabezado por CCOO, y la dirección están negociando ahora un nuevo convenio y de momento sólo coinciden en su interés por llegar a un acuerdo sólido en el tiempo. Unión Española de Explosivos def...

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La plantilla de Expal, una de las cuatro plantas que Unión Española de Explosivos (UEE) tiene en el País Vasco, está negociando con la dirección una salida a su situación laboral. Hace tres años, los 136 trabajadores de la fábrica de Ollabarre (Vitoria) pactaron con la dirección una reducción de la jornada y del salario del 33% para evitar una reestructuración de la plantilla. El comité de empresa, encabezado por CCOO, y la dirección están negociando ahora un nuevo convenio y de momento sólo coinciden en su interés por llegar a un acuerdo sólido en el tiempo. Unión Española de Explosivos defiende un expediente de empleo que afectaría a 26 trabajadores y la reducción de los costes salariales del 20%, planteamiento que rechazan de plano Comisiones y ESK-CUIS, los dos principales sindicatos en Expal. "Pedimos un equilibrio entre la facturación de la fábrica y el empleo", señala Juan Manuel Nogales, delegado sindical de Comisiones en UEE, quien defiende bajas incentivadas, prejubilaciones y la reducción de la jornada laboral a 35 horas semanales en la planta. En el último trienio, Expal, dedicada a la fabricación de explosivos militares, ha pasado de ingresar cerca de 4.000 millones a facturar más de 6.000 millones de pesetas en 1997. El comité de empresa y la dirección, que se reunirán mañana en Vitoria, esperan llegar a un acuerdo en junio. La crisis del grupo UEE y la prohibición parlamentaria de fabricar bombas de racimo, que se unió a las minas antipersonales, han reducido un 33% la producción de la fábrica alavesa.

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