El triunfo de un transexual israelí en Eurovisión agudiza la guerra cultural de los radicales judíos

El triunfo de la cantante transexual Dana International en el festival de Eurovisión ha crispado aún más la guerra cultural que enfrenta en Israel a sectores laicos con grupos ultraotodoxos judíos, que han intentado convertir el acontecimiento en una derrota al asegurar: «Dios está contra este fenómeno».Centenares de lesbianas y homosexuales se lanzaron ayer a las calles de Tel Aviv para celebrar el triunfo de la cantante de manera estruendosa, en las mismas plazas y avenidas por donde el domingo anterior había transcurrido una manifestación multitudinaria en defensa de la libertad de expresió...

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El triunfo de la cantante transexual Dana International en el festival de Eurovisión ha crispado aún más la guerra cultural que enfrenta en Israel a sectores laicos con grupos ultraotodoxos judíos, que han intentado convertir el acontecimiento en una derrota al asegurar: «Dios está contra este fenómeno».Centenares de lesbianas y homosexuales se lanzaron ayer a las calles de Tel Aviv para celebrar el triunfo de la cantante de manera estruendosa, en las mismas plazas y avenidas por donde el domingo anterior había transcurrido una manifestación multitudinaria en defensa de la libertad de expresión y contra las presiones que los sectores ultraortodoxos judíos están ejerciendo sobre la comunidad laica, puestas espectacularemente de manifiesto en los recientes actos del 50º aniversario de la proclamación del Estado de Israel, cuando lograron suspender la actuación de un ballet por considerar que su indumentaria era «indecente».

«Para mí, es una heroína cultural», aseguró a la prensa la activista Mijal Eden, del frente pacifista Meretz y líder del movimiento homosexual israelí. Dana International, cuyo verdadero nombre es Yavon Cohen, de 29 años, se ha convertido en un símbolo. Lo era ya el pasado invierno, cuando los responsables de la televisión israelí la escogieron para representar al país en el festival de Eurovisión, si se hace caso de la oleada de críticas y protestas de los grupos ultraortodoxos judíos.

«Dana es peor que Sodoma», aseguró en octubre a voz en grito el ministro de Sanidad israelí y diputado del partido Shas, Rabi Shlomo Benziri, mientras se colocaba al frente de una campaña contra Dana. «Es un híbrido. Una criatura a medio camino entre el hombre y la mujer que no debe representar al pueblo elegido».

La cruzada del ministro Benziri, convertida ahora en una derrota, ha arrastrado a la mayoría de las organizaciones y formaciones políticas religosas radicales del país, tres de las cuales participan en la coalición gubernamental que permite al líder del partido Likud, Benjamín Netanyahu, seguir al frente del Gobierno.

Más información en la página 69

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