Reportaje:

"Aquí hay más aire que en un piso"

Las familias realojadas en Las mimbreras prefieren este aislado gueto a vivir en un bloque

Apenas hay voces discrepantes. La mayor parte de las 28 familias chabolistas gitanas del Cerro de la Mica (Latina) que ayer fueron realojadas por el Ayuntamiento de Madrid en Las Mimbreras, un aislado gueto de casas bajas junto al aeródromo de Cuatro Vientos, están contentas con el nuevo barrio. Les reconforta haber dejado atrás las favelas sin agua y sin retrete, que han sido desmanteladas porque obstaculizaban la construcción del futuro parque de la Cuña Verde. Llevaban más de diez años esperando la vivienda digna que les prometieron en 1986. Pero es que, además, casi todas estas familias ...

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Apenas hay voces discrepantes. La mayor parte de las 28 familias chabolistas gitanas del Cerro de la Mica (Latina) que ayer fueron realojadas por el Ayuntamiento de Madrid en Las Mimbreras, un aislado gueto de casas bajas junto al aeródromo de Cuatro Vientos, están contentas con el nuevo barrio. Les reconforta haber dejado atrás las favelas sin agua y sin retrete, que han sido desmanteladas porque obstaculizaban la construcción del futuro parque de la Cuña Verde. Llevaban más de diez años esperando la vivienda digna que les prometieron en 1986. Pero es que, además, casi todas estas familias de fruteros y chatarreros prefieren la vida en este erial, situado a tres kilómetros del vecindario más cercano, que en un bloque de pisos.

Isidro Pardo, de 55 años, explica sus preferencias: "Aquí, en Las Mimbreras, hay más campo y más aire que en un piso; sería como meter un pájaro en una jaula. Pero es que, además, somos chatarreros y en un bloque no tendríamos dónde dejar los trastos", añade.

"Es verdad que esto queda un poquito alejado, pero es mucho mejor que las chabolas, donde se colaba el viento frío y sólo había ratas e incomodidades", concluye. En las 72 nuevas casas de ladrillo enfoscado, con corral, baño, aseo y de tres y cuatro habitaciones, pagarán rentas de 15.000 pesetas al mes.

El asentamiento, donde, desde 1995, vivían ya otras 50 familias realojadas en prefabricados, está en un páramo. A lo lejos se ve cómo despegan los aviones de Cuatro Vientos y en un lateral se encuentra el acceso de la M-40 a la N-V (Madrid-Extremadura). Al barrio se llega por el camino de la Canaleja, una pista asfaltada este año, aunque con poco esmero.

72 nuevas casas

En principio, estas 72 nuevas casas se iban a construir en una parcela de Aluche junto a la calle de Sepúlveda. Pero el Ayuntamiento de Madrid consideró que esa zona, donde se han edificado numerosos pisos privados, no era el lugar idóneo para realojar a chabolistas gitanos. Según ha denunciado Izquierda Unida, el Consistorio firmó un convenio con la empresa Nurin por el que, a cambio del suelo y la edificación de estas 72 casas en Las Mimbreras, recibía la parcela de Aluche para levantar 172 pisos de precio libre. IU calcula que la permuta que ha confinado en un páramo a los chabolistas ha reportado unos 1.000 millones de beneficio a la constructora.

La parada de autobús más próxima se encuentra a tres kilómetros. Casi todas las familias disponen de grandes furgonetas, pero la mayoría de las mujeres carece de carné de conducir. Para comprar hay que desplazarse hasta Aluche o al barrio de La Fortuna. O, si no, recurrir al buhonero que todos los días se acerca vendiendo tanto pan como camisetas.

Marta Pardo, de 42 años, califica el barrio de "precioso". Y no cree que su lejanía sea un problema irresoluble. "Casi todos tenemos un cachito de coche", explica. "Prefiero una casa baja, porque es a lo que estoy acostumbrada, pero me da miedo no saber qué más vecinos van a venir", matiza.

A la barriada donde ayer fueron realojadas estas 28 familias llegarán en los próximos días más chabolistas de los poblados de Cañada Real y Pozo del Huevo, en Vallecas Villa, y de Altamira (Puente de Vallecas). En una semana, Las Mimbreras, con 122 familias (las 72 nuevas y las 50 que ya vivían allí), será el segundo gran gueto de la capital, después del de La Rosilla (Vallecas Villa), con 137 casas.

Un padre que descarga trastos de su furgoneta reconoce que preferiría vivir en un piso . "Pero me ofrecían una vivienda en Tres Cantos, y eso pilla lejos", explica. "En un bloque vives más tranquilo; aquí estamos demasiados", añade.

El barrio está lleno de niños y llegarán más en estos días. Por eso se va a reforzar el transporte escolar. Durante una temporada, este servicio quedó suspendido por el mal estado de los accesos. Además, de él quedaron excluidos siete chicos que cursaban la ESO, ya que el autocar no hacía ruta por institutos. Los educadores esperan que el problema se resuelva ahora.

Tras los realojamiento de ayer, en el Cerro de la Mica, donde llegó a haber 300 chabolas, ya sólo quedan ocho chamizos, cuyos habitantes están pendientes de un piso social de la Comunidad. Cuando desaparezcan, el único obstáculo para trazar el futuro parque de la Cuña Verde será el poblado de Jauja, un barrio de 83 prefabricados convertido en un gran foco de venta de droga. El Gobierno regional promete desmantelarlo para el año 2000, pero vecinos y munícipes quieren adelantar ese plazo.

Este cerro, donde hasta principios de siglo se explotaban los yacimientos de mica, se convertirá en un pulmón para el sur.

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