Los puntos de la discordia

Con el último campanazo de la medianoche de mañana expira el plazo fijado por Londres y Dublín para que los ocho participantes en el proceso de paz lleguen a un acuerdo en torno a diferencias profundamente enraizadas en siglos de conflicto en Irlanda y acentuadas en las últimas tres décadas de violencia en el norte del país. Esas cuestiones se dividen en tres ramas (strands) o niveles. El primer nivel recoge los problemas dentro de Irlanda del Norte, el segundo propone mecanismos para la relación Norte-Sur y el tercero, o foro Este-Oeste, enfoca el futuro de la relación de Irlanda e...

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Con el último campanazo de la medianoche de mañana expira el plazo fijado por Londres y Dublín para que los ocho participantes en el proceso de paz lleguen a un acuerdo en torno a diferencias profundamente enraizadas en siglos de conflicto en Irlanda y acentuadas en las últimas tres décadas de violencia en el norte del país. Esas cuestiones se dividen en tres ramas (strands) o niveles. El primer nivel recoge los problemas dentro de Irlanda del Norte, el segundo propone mecanismos para la relación Norte-Sur y el tercero, o foro Este-Oeste, enfoca el futuro de la relación de Irlanda e Irlanda del Norte con el resto del Reino Unido.Aunque todavía no se conocen ni total ni oficialmente, las propuestas presentadas por el mediador estadounidense George Mitchell podrían ser resumidas así:

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-La creación de una Asamblea Legislativa de por lo menos 90 miembros. El cuerpo tendría su base en Belfast. La principal disputa radica en los poderes que tendría dicha Asamblea. Los nacionalistas católicos quieren que el organismo tenga un poderoso gabinete ministerial propio. Los protestantes propugnan la creación de comités regionales, pero cuyo poder quede supeditado a la autoridad del Parlamento británico.

-El Consejo Norte-Sur, mediante el cual el Gobierno de Dublín, en conjunción con la Asamblea del Norte, podrían elaborar políticas en áreas de interés común. De momento sólo se habla de turismo, salud pública y cooperación económica. Pero los protestantes probritánicos sospechan que ello esconde una tendencia a eliminar la frontera. Los nacionalistas católicos quieren que sea lo suficientemente fuerte para sobrevivir en caso de que la asamblea sea disuelta. Los protestantes prefieren que no tenga poderes.

-El Consejo de las Islas. Éste sería un organismo que podría aportar tranquilidad a los protestantes en caso de que aceptaran la existencia de un consejo, por más embrionario que fuera, para toda Irlanda. Lo de islas, así, en plural, atrae a los protestantes porque involucraría a todo el reino: el Parlamento británico en Londres, su contraparte, o Dail, en Dublín, la propuesta Asamblea para Irlanda del Norte, el nuevo Parlamento escocés y la nueva Asamblea de Gales.

-Finalmente está la propuesta para crear las Comisiones Independientes, órganos que se encargarían de dirimir diferencias técnicas y relativamente menores, pero no por ello exentas de peligros, como los que entraña la cuestión de la amnistía para miembros del IRA, el desarme de todas las milicias y la reforma de la policía predominantemente protestante de Irlanda del Norte, el Royal Ulster Constabulary.

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