Tribuna:

La torta

A propósito del anuncio del Gobierno, que parece que va en serio, de cobrarles el 20% del importe de los premios como impuesto a los agraciados por los premios de la lotería, me ha venido a la memoria una historia que me contaron, y yo mismo conté después en alguna parte, hace años.A las niñas de un colegio de monjas de Madrid, con motivo del santo de la madre superiora, les pidieron que llevaran los ingredientes para preparar una tarta que ofrecerle.

El día señalado se presentaron las alumnas con todo lo necesario, leche, huevos, mantequilla, canela en rama, y dedicaron toda la mañana ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

A propósito del anuncio del Gobierno, que parece que va en serio, de cobrarles el 20% del importe de los premios como impuesto a los agraciados por los premios de la lotería, me ha venido a la memoria una historia que me contaron, y yo mismo conté después en alguna parte, hace años.A las niñas de un colegio de monjas de Madrid, con motivo del santo de la madre superiora, les pidieron que llevaran los ingredientes para preparar una tarta que ofrecerle.

El día señalado se presentaron las alumnas con todo lo necesario, leche, huevos, mantequilla, canela en rama, y dedicaron toda la mañana a preparar la tarta con la natural ilusión.

Por la tarde se la ofrecieron a la superiora y leyeron una felicitación escrita en un pergamino. La superiora recibió la tarta y, al dar las gracias a las alumnas, dijo que no estaba bien que ella se quedase con la tarta habiendo por el mundo tantos paganitos por convertir.

Sugirió la superiora rifar la tarta y destinar el importe a las misiones.

Así se hizo, comprando las niñas tiras de números preparadas al afecto con la ilusión de verse agraciadas por la suerte. Pero he aquí que a la niña que le tocó la tarta la llamó una de las madres para decirle: "Hija mía, creo que sería muy edificante y muy bonito que tú ahora hicieses obsequio de la tarta a la madre superiora por su santo".

Esta tarta, como se ve, produjo incontables beneficios materiales y espirituales. Con la lotería, el Gobierno puede lograr algo parecido, pues aquí, como en la historia contada, también aparecen los "paganos". Y es porque la lotería es en sí un impuesto. Se llama precisamente así: impuesto de loterías. Cuando uno compra un décimo, está pagando un impuesto al Estado.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Si hacen lo que se proponen habrá una doble imposición. Será la primera vez que se graven los premios de la suerte, incluyendo la pedrea.

Y, como la madre superiora, el Estado se comerá la tarta rifada.

Archivado En