Cartas al director

Madrid-Barcelona

El Babelia dedicado a Madrid-Barcelona es un número espléndido. Abre caminos de diálogo y conversación que deberían continuar para que esa comunicación y conocimiento mutuos crezcan y enriquezcan a ambas ciudades. Sin embargo, la exposición dedicada al mismo tema opaca y tergiversa esta relación. La vi estas navidades en Barcelona y no me dejó un buen sabor de boca. Madrid es expuesta como una ciudad-Estado y Barcelona como una ciudad de individuos. Al compararlas, se reivindica todo el tiempo las iniciativas culturales catalanas (la nova cançó, la Escuela de Cine de Barcelona, l...

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El Babelia dedicado a Madrid-Barcelona es un número espléndido. Abre caminos de diálogo y conversación que deberían continuar para que esa comunicación y conocimiento mutuos crezcan y enriquezcan a ambas ciudades. Sin embargo, la exposición dedicada al mismo tema opaca y tergiversa esta relación. La vi estas navidades en Barcelona y no me dejó un buen sabor de boca. Madrid es expuesta como una ciudad-Estado y Barcelona como una ciudad de individuos. Al compararlas, se reivindica todo el tiempo las iniciativas culturales catalanas (la nova cançó, la Escuela de Cine de Barcelona, la pintura de Tápies), frente al oficialismo de Madrid. Sin embargo, cuando aparece la movida madrileña (y hablo, por no dar más ejemplos, del cine de Almodóvar), la explicación es que Madrid se quedaba con las subvenciones estatales. ¿Cómo justificar entonces las apreciaciones anteriores y las pobrezas y aventuras verdaderas? La realidad es más complicada y más rica. La movida le debe mucho a Tierno Galván, pero la gran virtud del alcalde fue saber pulsar las necesidades de los individuos de su ciudad. En ese sentido, la exposición es una exposición oficialista. El franquismo hizo estragos en ambas ciudades y provocó distintas consecuencias. Es tiempo, creo, de volver a esa solidaridad que proclamaban los versos de Machado y pedían los de Espríu citados por García-Posada. Yo escuché por primera vez a Lluís Llach en 1977, gracias a una madrileña que luego viviría en Barcelona. Son las historias oficiales las que provocan los antagonismos. Es labor de los individuos recuperar vivencias y hacerlas públicas.-

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