Un 27% más de imigrantes ilegales intentó pasar por Barajas en 1997

El aeropuerto de Barajas (23 millones de viajeros, 262.000 operaciones en 1997) se ha convertido en la principal puerta de entrada de la inmigración ilegal a Madrid. Sólo en 1997, la policía descubrió a 3.286 extranjeros (nueve al día) que trataron de pasar los controles del puesto fronterizo. Esta cifra implica un aumento del 27% respecto a 1996, año en el que se impidió la entrada a 2.583 inmigrantes ilegales.

Este incremento se debe, según fuentes policiales, tanto a la mayor presión ejercida por las fuerzas de seguridad en el recinto aeroportuario como al aumento de actividad de las...

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El aeropuerto de Barajas (23 millones de viajeros, 262.000 operaciones en 1997) se ha convertido en la principal puerta de entrada de la inmigración ilegal a Madrid. Sólo en 1997, la policía descubrió a 3.286 extranjeros (nueve al día) que trataron de pasar los controles del puesto fronterizo. Esta cifra implica un aumento del 27% respecto a 1996, año en el que se impidió la entrada a 2.583 inmigrantes ilegales.

Este incremento se debe, según fuentes policiales, tanto a la mayor presión ejercida por las fuerzas de seguridad en el recinto aeroportuario como al aumento de actividad de las bandas internacionales de inmigración ilegal, sobre todo de las sur americanas.El 44% de los extranjeros a los que se impidió la entrada. correspondía a colombianos y otro 25% a ecuatorianos, brasileños, dominicanos y chilenos. "Son gentes que viven en la miseria y de las que las organizaciones criminales se aprovechan para traerlas bajo engaño y luego cobrarles", señaló una fuente policial.

Para contrarrestar la acción de estas organizaciones internacionales de inmigración ilegal, la comisaría de Barajas, dirigida por José Luis López Esteban, ha puesto en marcha el denominado control a pie de avión. Este procedimiento se ha descubierto como el antídoto más eficaz contra una nueva picaresca aeroportuaria, practicada especialmente por viajeros procedentes de Liberia, Nigeria y Ghana, así como de Turquía y de países del sureste asiático. Los inmigrantes rompen su documentación en el mismo vuelo o bien una vez que han aterrizado en Barajas. En este último caso se trata de pasajeros que se encuentran en la zona de tránsito entre la aeronave y el edificio terminal.

El resultado es que, al llegar al puesto fronterizo (territorio nacional), carecen de documentación y, por tanto, de nacionalidad y Filiación acreditada. Esto no soló dificulta su repatriación (se desconoce fehacientemente su ciudadanía), sino que también les abre las puertas de la petición del derecho de asilo o les sirve para solicitar que se les expida una documentación nueva.

Para evitar esta picaresca, los agentes de Barajas trasladaron la inspección documental al pie de las escalerillas de los aviones o a sus mismas puertas. Y cuando la policía descubre alguna anomalía en los documentos o simplemente la falta de estos, impide la entrada al extranjero, de tal forma que, al no haber pisado territorio español, se le repatría en el mismo avión.

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