Editorial:

El último trecho

LO QUE más temen los negociadores de un nuevo comienzo institucional en Irlanda del Norte es que la violencia haga inútiles los esfuerzos necesarios en el último trecho del camino si, como pretenden Londres y Dublín, ha de haber acuerdo de aquí al 10 de abril, Viernes Santo, para someterlo a referéndum en mayo, simultáneamente en el Norte y en la República de Irlanda.El acuerdo puede estar muy cerca, como señaló Blair en Londres, tras recibir a Gerry Adams, líder del Sinn Fein (el brazo político del IRA), pero en estos últimos momentos es cuando más peligra la negociación, pues se suelen abord...

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LO QUE más temen los negociadores de un nuevo comienzo institucional en Irlanda del Norte es que la violencia haga inútiles los esfuerzos necesarios en el último trecho del camino si, como pretenden Londres y Dublín, ha de haber acuerdo de aquí al 10 de abril, Viernes Santo, para someterlo a referéndum en mayo, simultáneamente en el Norte y en la República de Irlanda.El acuerdo puede estar muy cerca, como señaló Blair en Londres, tras recibir a Gerry Adams, líder del Sinn Fein (el brazo político del IRA), pero en estos últimos momentos es cuando más peligra la negociación, pues se suelen abordar las cuestiones más espinosas. Previsiblemente, el Sinn Fein regresará a las negociaciones de las que fue expulsado por dos semanas, tras producirse unos atentados atribuidos al IRA, y pasar estos días casi todos los líderes de los partidos del Ulster por Washington para festejar, a invitación del casi mediador presidente Clinton, la festividad de san Patricio.

Londres y Dublín presentarán próximamente el documento final. El marco está fijado: una reforma de la Constitución de la República que suprima su reivindicación sobre el Ulster; una Asamblea en Irlanda del Norte; un Consejo de las Islas que agrupe más formalmente que otra cosa a representantes de Irlanda, el Ulster, Escocia, Gales y Londres, y unos organismos Norte-Sur que controlen las cuestiones transfronterizas. Este es uno de los puntos delicados, pues si estos organismos llegaran a tener poderes ejecutivos sería inaceptable para los protestantes, partidarios de evitar todo lo que pueda contener el germen de una Irlanda unificada; pero se quedaría en insuficiente para el Sinn Fein, que querría la garantía opuesta.

El mayor enemigo del acuerdo es la violencia sectaria que todavía prosigue. La situación caótica en la cárcel de alta seguridad de Maze, a las afueras de Belfast, podría convertirse en detonante de una vuelta a la violencia. Parece haber un sector duro del IRA que podría tratar de aprovechar cualquier oportunidad para acabar con la tregua que los propios terroristas católicos decretaron unilateralmente en julio pasado.

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Si a las puertas de un primer acuerdo éste se viera frustrado, no se volvería a un teórico punto cero, sino a una situación en la que la violencia sería la única medida de todas las cosas. Quedan, pues, menos de cuatro semanas para intentar un acuerdo viable para todos.

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