Tribuna:

El plan

Semana llena de provocaciones en la que debo elegir entre defender a los perros contra un colaborador de este diario que les recrimina un acto de bestialidad anual olvidando los millones de actos de bestialidad cotidianos de los hombres, que jamás un perro ha torturado, ni ha violado, ni ha conseguido llegar a la estatura humana de un Videla o un Pinochet, y que detrás de la excepcional bestialidad de un perro casi siempre encuentras la bestialidad con que su dueño le ha tratado. O defender el derecho del Rey a visitar Cuba, sin la injerencia de nuestro tozudamente inoportuno jefe de Gobierno,...

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Semana llena de provocaciones en la que debo elegir entre defender a los perros contra un colaborador de este diario que les recrimina un acto de bestialidad anual olvidando los millones de actos de bestialidad cotidianos de los hombres, que jamás un perro ha torturado, ni ha violado, ni ha conseguido llegar a la estatura humana de un Videla o un Pinochet, y que detrás de la excepcional bestialidad de un perro casi siempre encuentras la bestialidad con que su dueño le ha tratado. O defender el derecho del Rey a visitar Cuba, sin la injerencia de nuestro tozudamente inoportuno jefe de Gobierno, siempre tan crecido ante Cuba y tan decrecido ante EE UU. Este Rey hace bastante bien los deberes, es aseado hasta la pulcritud, no blasfema y resulta encantador en el trato. ¿Por qué negarle ir a Cuba? ¿Una fase más de la conspiración republicana? Cuando gobernaba en Castilla y León, me cuentan que Aznar no quitaba ojo a las croquetas que se comían los periodistas en los cócteles, y he aquí una prueba de un espíritu señalón. Anticaribeño.Pero soy consciente de que es obligatorio hablar del plan Ardanza, mercancía informativa de primera necesidad y últimamente lo único no retórico que se ha aportado en relación a ETA. Filtrado el informe Ardanza, filtradas las truculentas cartas de presos etarras y filtrado el raticida Caballero, primer raticida creado por una rata según la metáfora del caballero, tanta filtración demuestra hipocresía ante la dimensión política del conflicto vasco. La dimensión asesina ya la conocemos y la política es el arte de convertir el terrorismo en convidado de piedra por poderes, y a veces, con el tiempo, los terroristas devienen estadistas y son premiados con el Premio Nobel de la Paz por haber dejado de ser terroristas. Kissinger lo mereció por haber arrasado Vietnam en un justo término medio.

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