Menos masificación

Los presos de hoy no viven peor que los de ayer, según se deduce de los últimos informes de la Oficina del Defensor del Pueblo. Por ejemplo, y gracias a la inauguración de nuevas cárceles, el hacinamiento -mal endémico del sistema penitenciario español- disminuye con paso lento pero continuo.

En la actualidad, la población reclusa de España se sitúa en torno a los 44.000 presos, de los que más de 6.000 son extranjeros. Hay un dato que exhibe la dirección general de Instituciones Penitenciarias para demostrar que, aun entre rejas, en España se vive mejor. Son contados -por no decir n...

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Los presos de hoy no viven peor que los de ayer, según se deduce de los últimos informes de la Oficina del Defensor del Pueblo. Por ejemplo, y gracias a la inauguración de nuevas cárceles, el hacinamiento -mal endémico del sistema penitenciario español- disminuye con paso lento pero continuo.

En la actualidad, la población reclusa de España se sitúa en torno a los 44.000 presos, de los que más de 6.000 son extranjeros. Hay un dato que exhibe la dirección general de Instituciones Penitenciarias para demostrar que, aun entre rejas, en España se vive mejor. Son contados -por no decir ninguno- los casos de presos extranjeros que solicitan cumplir las penas en su país. "España", en palabras de un alto cargo de Interior, "es uno de los países del mundo más garantistas en materia penitenciaria". En cambio, los españoles que son detenidos, juzgados y condenados fuera de nuestras fronteras -mayoritariamente por delitos de narcotráfico- sí intentan volver, aunque sea esposados y para vivir una temporada a la sombra.

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Ayer mismo, 13 españoles que cumplían condenas en cárceles marroquíes llegaron a Algeciras, custodiados por ocho agentes del Cuerpo Nacional de Policía, a bordo del buque Boughaz, que cubre la línea marítima entre Tánger y Algeciras. La repatriación se ha realizado en virtud del convenio bilateral de cumplimiento de penas en el país de origen, suscrito en Madrid el 30 de mayo, que comenzó a aplicarse el 27 de enero, con la repatriación, por motivos humanitarios, de una reclusa condenada por tráfico de drogas a la que quedaban dos meses de pena y que se encontraba enferma.

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