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Periodistas

Releo el Discurso de Suecia para celebrar que acaba de cumplir 40 años. Ha envejecido, pero conserva la nobleza de los rasgos. Cuando lo pronunció, Camus pasaba uno de los peores momentos de su vida. Habiéndose negado a tomar partido en favor de la independencia de Argelia, la izquierda francesa se le había lanzado al cuello, pero también le atacaba la derecha militarista. Camus deseaba mantenerse al margen, en silencio, aunque sabía que eso era imposible.Ante los estudiantes de Upsala se le escapó una frase terrible: "Entre la justicia y mi madre, elijo a mi madre". Su madre, argelina,...

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Releo el Discurso de Suecia para celebrar que acaba de cumplir 40 años. Ha envejecido, pero conserva la nobleza de los rasgos. Cuando lo pronunció, Camus pasaba uno de los peores momentos de su vida. Habiéndose negado a tomar partido en favor de la independencia de Argelia, la izquierda francesa se le había lanzado al cuello, pero también le atacaba la derecha militarista. Camus deseaba mantenerse al margen, en silencio, aunque sabía que eso era imposible.Ante los estudiantes de Upsala se le escapó una frase terrible: "Entre la justicia y mi madre, elijo a mi madre". Su madre, argelina, objetivo potencial de un atentado de derechas o de izquierdas, era el rehén que le impedía hablar. Sólo podía protegerla con su silencio. ¿Era también su escudo? ¿La utilizó para protegerse?

En Estocolmo expuso Camus una analogía. En el circo de la historia, dijo, hay leones y mártires. Los primeros se alimentan de victorias sangrientas, los segundos se consuelan con la vida eterna. Desde las gradas, los poetas han cantado durante siglos las victorias de los leones y el sufrimiento de los mártires. Pero ahora también los literatos están en la arena; ya no queda nadie en el graderío; toda la sociedad tiembla en el circo de los leones. Y concluye: "Se comprende que haya más periodistas que narradores". Camus creía en la dignidad del oficio y veía en los periodistas posibles mártires de la verdad y la justicia si denunciaban la crueldad de los leones y los padecimientos de las víctimas. Él era un periodista.

Pero, ¿qué habría dicho de los periodistas que, guarecidos bajo las patas de los leones, devoran la carroña que éstos desprecian? ¿Qué habría dicho si, además, los leones fueran obispos de la Iglesia católica?

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