"Aznar ensayó conmigo lo que más tarde aplicó a González"

Demetrio Madrid, ex presidente de Castilla y León y hoy diputado del PSOE por Zamora, contempla los casos de presunta corrupción que se han destapado en los últimos meses y que afectan, entre otros destacados dirigentes del PP, al presidente de la Diputación de Guadalajara, el senador Francisco Tomey. Los contempla, según dice, desde la tranquilidad que le concede "el haber padecido uno de los acosos más duros y sangrantes" de los hombres del PP, "sin mostrar extrañeza alguna por la actitud del presidente del Gobierno", José María Aznar, ante estos casos. Madrid dimitió como presidente de ...

Demetrio Madrid, ex presidente de Castilla y León y hoy diputado del PSOE por Zamora, contempla los casos de presunta corrupción que se han destapado en los últimos meses y que afectan, entre otros destacados dirigentes del PP, al presidente de la Diputación de Guadalajara, el senador Francisco Tomey. Los contempla, según dice, desde la tranquilidad que le concede "el haber padecido uno de los acosos más duros y sangrantes" de los hombres del PP, "sin mostrar extrañeza alguna por la actitud del presidente del Gobierno", José María Aznar, ante estos casos. Madrid dimitió como presidente de la Junta de Castilla y Leon en octubre de 1986 tras ser procesado por la presunta venta fraudulenta de su empresa textil. Finalmente fue absuelto. Aznar, entonces líder de Alianza Popular en Castilla y León exigió su dimisión en un plazo de 24 horas. A Demetrio Madrid le sobraron varias.Pregunta. ¿Qué opinión le merece la actitud de Aznar ante el caso Tomey? Respuesta. La normal en él. Tiene una actitud muy cínica que se demuestra en que exigiera dimisiones inmediatas cuando estaba en la oposición y ahora que gobierna y le salpican los casos de presunta corrupción calla y con su actitud encubre.

P. ¿Tendría que haber exigido la dimisión de Tomey?

R. Es Aznar el que tendría que haber dimitido ya. A la vista de su filosofía política y de su forma de entender la vida pública, Aznar tendría que haberse marchado hace tiempo. Los casos de la Minería, la Construcción de Burgos, el caso Cañellas, Melilla, Cantabria y Hormaechea, Galicia y Cuiña, ahora el caso Zamora... todo eso hay que llamarlo de una vez por todas el caso Aznar. Si con todos esos borrones en su vida política no ha dimitido ¿cómo es posible que se arrogara autoridad moral alguna para exigir a los demás lo que no ha cumplido ni piensa cumplir?

P. A usted siempre se le pone como ejemplo de político honesto que dimitió nada más conocer su procesamiento

R. Me disgustan las comparaciones. Mi proceso no tuvo que ver ni por asomo con asunto alguno de corrupción. Fue un juicio con unas empleadas del que resulté absuelto. La sorpresa fue que pocos años más tarde de mi dimisión, aquí en Castilla y León, se descubrieron los casos de la Construcción de Burgos o el de la Minería de León con sentencias condenatoria muy definidas y ni el Partido Popular, entonces Alianza Popular, ni su presidente -aquí gobernaba José María Aznar- adoptaran una postura consecuente con lo que su responsabilidad exigía. P. Pero los sondeos no parecen indicar que el presidente Aznar se esté desgastando políticamente.

R. La ciudadanía, estoy seguro de ello, le pasará la correspondiente factura. El círculo se está cerrando en muy poco tiempo y tendrá que responder ante el electorado. Creo que, a pesar de las encuestas, la ciudadanía ya le está reclamando esa limpieza que él pregonaba y que no cumple.

P. Tras su dimisión, ¿qué le hizo más daño, las actitudes políticas o las personales?

R. Lo personal queda en el interior. Ese sufrimiento que padece el que se sabe inocente queda dentro y para siempre. En lo político, fue sin duda uno de los peores acosos a los que se puede someter a una persona. Me da la impresión de que Aznar ensayó conmigo lo que años más tarde, con la complicidad de algunos periodistas, aplicó a Felipe González y tuvo éxito. De todas las maneras, Aznar nunca perdona y si no, que se lo pregunten a sus propios compañeros de partido.