Editorial:

Australia republicana

LA REINA Isabel II de Inglaterra puede perder una de las joyas que le restan: la australiana. Los naturales de las antípodas podrán decidir el año próximo en referéndum si quieren dejar de ser una monarquía para convertirse en república. Esta última opción es la que ha apoyado una convención de 152 notables, por 73 votos contra 57 y 22 abstenciones. Y todo ello muy a pesar del primer ministro, John Howard, convencido monárquico.El debate ha reflejado el cambio acaecido en la sociedad australiana, donde el componente británico ha ido perdiendo peso en los últimos 20 años. Aunque muchos irlandes...

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LA REINA Isabel II de Inglaterra puede perder una de las joyas que le restan: la australiana. Los naturales de las antípodas podrán decidir el año próximo en referéndum si quieren dejar de ser una monarquía para convertirse en república. Esta última opción es la que ha apoyado una convención de 152 notables, por 73 votos contra 57 y 22 abstenciones. Y todo ello muy a pesar del primer ministro, John Howard, convencido monárquico.El debate ha reflejado el cambio acaecido en la sociedad australiana, donde el componente británico ha ido perdiendo peso en los últimos 20 años. Aunque muchos irlandeses estuvieron entre los primeros colonizadores de Australia en 1778, y de nuevo fueron irlandeses los que protagonizaron la primera rebelión contra la corona en 1854, Londres y lo británico habían dominado la vida de un país que en 1901 obtuvo la independencia, aunque con una Constitución aprobada en el Parlamento de Westminster. Pero las últimas olas de inmigración procedente de otros países europeos y, sobre todo, asiáticos han debilitado los vínculos culturales y afectivos con Londres, situación que aprovechó en 1993 el laborista Paul Keating para lanzar esta iniciativa.

Si una mayoría de la población lo aprueba en referéndum, Australia podría tener su primer presidente para el año 2000 -Juegos Olímpicos de Sydney- o para el 2001 -centenario de la independencia-. Ello no significará, sin embargo, que se corten todos los lazos con la antigua metrópoli, puesto que Australia seguirá formando parte de la Commonwealth, especie de contenedor más formal que práctico del antiguo imperio. Y en último término, paradojas de la historia, para el pase de monarquía a república, la reina tendrá que ser quien dé su real asentimiento.

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