Atutxa reconoce que la Ertzaintza se equivocó al evaluar el riesgo de incidentes en Barakaldo

"Nos equivocamos", reconoció ayer Juan María Atutxa, al evaluar el posible riesgo de algaradas en Barakaldo, la localidad vizcaína donde 150 encapuchados sembraron el terror en la madrugada del pasado 24. Pese a ello, el consejero vasco de Interior salió en defensa de sus agentes. Ante las críticas de falta de respuesta a la violencia callejera, argumentó que también había sabotajes e incidentes cuando la Ertzaintza no estaba desplegada. "Y no se me hubiera ocurrido llamar a los demás cuerpos 'policías del día después' porque todos hacemos lo que podemos", advirtió.Atutxa prefirió no retrasar ...

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"Nos equivocamos", reconoció ayer Juan María Atutxa, al evaluar el posible riesgo de algaradas en Barakaldo, la localidad vizcaína donde 150 encapuchados sembraron el terror en la madrugada del pasado 24. Pese a ello, el consejero vasco de Interior salió en defensa de sus agentes. Ante las críticas de falta de respuesta a la violencia callejera, argumentó que también había sabotajes e incidentes cuando la Ertzaintza no estaba desplegada. "Y no se me hubiera ocurrido llamar a los demás cuerpos 'policías del día después' porque todos hacemos lo que podemos", advirtió.Atutxa prefirió no retrasar sus explicaciones hasta el inicio de las sesiones en la Cámara de Vitoria y habló en la sede de la presidencia del Gobierno vasco. Su comparecencia se produjo una semana después de los sucesos, pero a las pocas horas de la desarticulación en la comarca vizcaína de Busturia de un grupo Y (de apoyo a ETA) formado por cuatro jóvenes, a los que se encontró un largo listado de matrículas de vehículos oficiales y personales de miembros de la Ertzaintza. Los detenidos son Urko M. T., Unai U. O., lker G. B. y Josu Euken O. T. En la misma operación se descubrió en Mundaka (Vizcaya) un taller para la fabricación de cócteles mólotov. Atutxa no estableció una relación directa entre esta redada y lo ocurrido en Barakaldo, al contrario que en el caso de los tres arrestados el martes.

El consejero explicó la batalla de Barakaldo con una clase de técnica policial. Según dijo, la policía vasca dispone de un sistema de trabajo en cuatro fases: preventiva, respuesta frente a los incidentes y sabotajes, investigación y, finalmente, detenciones. "Nos equivocamos al evaluar los riesgos y poner en marcha los planes de prevención", declaró. No obstante, negó que su departamento dispusiera de información previa que hubiera permitido evitar el sabotaje, como ha criticado algún sindicato.

Ocho minutos tras el aviso

"Una vez reconocido el error", prosiguió, "los medios utilizados para responder a las agresiones fueron los correctos". La Ertzaintza, según sus datos, acudió a Barakaldo ocho minutos después del primer aviso de disturbios. Primero, dos patrullas. Luego, 40 agentes, que impusieron el orden en 50 minutos.Atutxa aportó datos sobre las actuaciones de la Ertzaintza en el área de Barakaldo. En 1995 fueron 396 incidentes y 889 sabotajes; en 1996, 238 y 1.264, respectivamente, y en 1997, 107 y 953. "Fruto de esa labor de prevención", sostuvo, "en Álava han bajado en un 58%; en Vizcaya, en un 14%, y en Guipúzcoa, en un 6,7%". En Barakaldo hubo daños por valor de 14 millones.

La investigación, emprendida "nada más finalizar" los incidentes, recalcó, permitió la identificación en controles de carretera de 33 jóvenes. El pasado martes fueron detenidos tres, Gaizka M. P., Nicolás A. N., y Ricardo D. C., como presuntos participantes en los hechos.

Atutxa recordó que "esto no es un concurso entre cuerpos para ver cuál detiene a un mayor número de alborotadores o pega el mayor porrazo; estas polémicas desvían la atención de los verdaderos culpables".

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Mientras, los vándalos siguen actuando en Euskadi. Dos oficinas bancarias de Hernani fueron destruidas ayer tarde en sendos incendios provocados a la misma hora, las ocho menos diez, por dos grupos de encapuchados, según recoge Vasco Press de fuentes de la, Ertzaintza. En uno de los casos hubo que desalojar a todos los vecinos de un inmueble ante el riesgo de que se incendiaran sus casas.

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