Hierve Washington
La Casa Blanca era ayer un auténtico hervidero. Los asesores políticos y periodísticos del presidente Bill Clinton le pedían que compareciera con urgencia ante la nación para reducir los daños. El presidente, decían, debe dar lacara ante el escándalo más peligroso de su carrera. En cambio, el equipo jurídico del presidente le decía que no debíahablar, que cualquier deslizpodría ser utilizado en su contra por los abogados de Paula Jones o el fiscal Kenneth Starr.
En entrevistas programadas con antelación para abordar asuntos internacionales, Clinton habló el miércoles del caso Lew...
La Casa Blanca era ayer un auténtico hervidero. Los asesores políticos y periodísticos del presidente Bill Clinton le pedían que compareciera con urgencia ante la nación para reducir los daños. El presidente, decían, debe dar lacara ante el escándalo más peligroso de su carrera. En cambio, el equipo jurídico del presidente le decía que no debíahablar, que cualquier deslizpodría ser utilizado en su contra por los abogados de Paula Jones o el fiscal Kenneth Starr.
En entrevistas programadas con antelación para abordar asuntos internacionales, Clinton habló el miércoles del caso Lewinsky. Pero sus palabras fueron medidas al milímetro, como dictadas por un abogado para una declaración ante un tribunal. No convencieron a casi nadie; al contrario, ampliaron la sospecha.