Cartas al director

Pesadilla

El analista Hermann Tertsch, en su artículo, de opinión titulado La pesadilla (20 de diciembre), da ejemplo de lo que no debe ser un comentario de un periodista. En defensa de su noche madrileña no esgrime mayores argumentos que la maldad y aburrimiento intrínseco de la derecha (cuyas hijas pueden ser recuperadas para la causa nocturna) y el supuesto apoyo implícito-teórico del comunismo. Dice, aunque no lo quiere decir (según advierte), lo honrado y trabajadores que son los empresarios que ponen a nuestro servicio sus salones para el solaz y disfrute de la simpar y nunca suficientement...

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El analista Hermann Tertsch, en su artículo, de opinión titulado La pesadilla (20 de diciembre), da ejemplo de lo que no debe ser un comentario de un periodista. En defensa de su noche madrileña no esgrime mayores argumentos que la maldad y aburrimiento intrínseco de la derecha (cuyas hijas pueden ser recuperadas para la causa nocturna) y el supuesto apoyo implícito-teórico del comunismo. Dice, aunque no lo quiere decir (según advierte), lo honrado y trabajadores que son los empresarios que ponen a nuestro servicio sus salones para el solaz y disfrute de la simpar y nunca suficientemente reconocida movidita madrileña. Olvida mencionar los beneficios que los vecinos, de bajo izquierda, primero derecha y segundo centro reformado, venimos soportando desde hace más de 12 años: hilo musical gratuito, cánticos espirituosos, gritos ancestrales, exhibición de aparcacoches (donde cabe uno caben tres), etcétera. Y meándolo bien, y tirando después el papel al suelo, aún debemos agradecer los puestos de trabajo que se están creando de barrenderos, médicos, enfermeros, policías y sustitutos por baja laboral (es curioso lo poco que gustan los lunes a los de horario lunar). En fin,"...llorad, corazón que tenéis razón".-

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