Un dúo perfecto

Oskar Lafontaine y Gerhard Schröder han sido un dúo perfecto en el congreso de Hannover. Lafontaine, de 54 años, físico de formación, es el que tiene las visiones globales y el que arrastra al partido tras de sí con mensajes que rozan el obrerismo. Schröder, un jurista, de 53 años, tiene las buenas relaciones con el empresariado, la capacidad para las relaciones públicas y las frases necesarias para moverse por las fronteras del liberalismo sin llegar a precipitarse en él.En Hannover ambos se han repartido papeles. Lafontaine ha conjurado los conceptos neoliberales de la globalización y ha apl...

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Oskar Lafontaine y Gerhard Schröder han sido un dúo perfecto en el congreso de Hannover. Lafontaine, de 54 años, físico de formación, es el que tiene las visiones globales y el que arrastra al partido tras de sí con mensajes que rozan el obrerismo. Schröder, un jurista, de 53 años, tiene las buenas relaciones con el empresariado, la capacidad para las relaciones públicas y las frases necesarias para moverse por las fronteras del liberalismo sin llegar a precipitarse en él.En Hannover ambos se han repartido papeles. Lafontaine ha conjurado los conceptos neoliberales de la globalización y ha aplicado a este fenómeno una horma socialdemócrata. Schröder ha dicho que los cambios que ocurren en el mundo no esperan a que se tomen resoluciones sobre ellos. Las elecciones regionales que se celebrarán el próximo marzo en Baja Sajonia serán decisivas para determinar si el candidato del SPD es Lafontaine o Schröder.

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Perteneciente a una familia católica de trabajadores, Lafontaine, que no conoció a su padre, muerto en la II Guerra Mundial, fue elegido presidente del partido en 1995. En 1990, después de resultar gravemente herido en un atentado durante un mitin en Colonia, es derrotado rotundamente por el canciller Helmut Kohl en las elecciones federales.

Schröder, hijo de un peón albañil y de una asistenta, es jefe del Gobierno de Baja Sajonia desde 1990. Pese a su ascendencia política, en 1993 renunció a ser candidato a la presidencia del SPD toda vez que sus posibilidades de victoria eran reducidas frente al aspirante de consenso, Rudolf Scharping. Para las bases del partido era demasiado conflictivo.

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