La Duma da luz verde a un presupuesto con el que Yeltsin promete iniciar la recuperación económica

Por segunda vez en menos de dos meses, el fantasma de una grave crisis política que condujera a elecciones anticipadas en Rusia volvió a planear ayer en la Duma. Sólo un dramático llamamiento de última hora de Borís Yeltsin consiguió la aprobación en el Parlamento de la primera lectura del presupuesto, con el que el presidente ruso pretende iniciar la recuperación económica. Así impidió que la amenaza comunista de no votar el presupuesto volviese a sumir al país en la incertidumbre cuando apenas empieza a salir del socavón en que se hundió debido a la última tormenta monetaria.

El resul...

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Por segunda vez en menos de dos meses, el fantasma de una grave crisis política que condujera a elecciones anticipadas en Rusia volvió a planear ayer en la Duma. Sólo un dramático llamamiento de última hora de Borís Yeltsin consiguió la aprobación en el Parlamento de la primera lectura del presupuesto, con el que el presidente ruso pretende iniciar la recuperación económica. Así impidió que la amenaza comunista de no votar el presupuesto volviese a sumir al país en la incertidumbre cuando apenas empieza a salir del socavón en que se hundió debido a la última tormenta monetaria.

El resultado de la votación en el parlamento (231 a favor, 136 en contra y 6 abstenciones) demuestra que las huestes de Guennadi Ziugánov no siguieron en su totalidad la consigna de la dirección (hubo un 21% de traidores) o, más probablemente, que ésta no se decidió a echar un auténtico pulso al presidente ruso. Los comunistas tienen más de 150 diputados, pero los suyos no fueron los únicos votos en contra del presupuesto. También siguieron la misma senda muchos de sus aliados agrarios y de Poder Popular y los liberales de Grigori Yavlinski.El pasado octubre, una confusa intervención en vivo del primer ministro, Viktor Chernomirdin, y otra por teléfono de Yeltsin, con promesas inconcretas para aplacar a los comunistas, hicieron posible que Ziugánov retirase la moción de censura que, de triunfar, habría conducido irremisiblemente a la disolución de la Duma. Ayer, el presidente dio un paso más, se presentó en la Cámara, por primera vez desde que llegó al Kremlin, y echó una bronca a los diputados.

"Les pido que voten inmediatamente el presupuesto", dijo Yeltsin. "Todos ustedes son funcionarios estatales de una gran potencia mundial que está introduciendo la democracia. No sólo Rusia, sino el mundo entero está esperando su decisión porque todo el sistema financiero del planeta está en ebullición". Por increíble que parezca, la arenga, acompañada de una buena dosis de gestos enérgicos, funcionó.

Salvada la primera barrera

El presupuesto salvó su primera barrera. Aún le quedan otros tres. La próxima lectura está prevista para el día 17 y, si todo va bien, el instrumento que, según el Gobierno, debe permitir que Rusia empiece el camino de la recuperación económica, podrá entrar en vigor a comienzos del año próximo.Yeltsin no pudo ocultar luego su satisfacción. "¿Se imaginan la impresión que habría causado un rechazo de la Duma?", declaró tras la votación. "Se habría dicho que Rusia es un país inestable en el que no merece la pena hacer negocios". Puede que tenga razón, pero los inversores extranjeros llevan ya semanas sacando a espuertas su dinero del mercado ruso, azotado como pocos por los efectos de la tormenta financiera asiática.

El rublo se restablece

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Para bien de Yeltsin, de su Gobierno y, al menos en esta ocasión, de Rusia, el rublo se está restableciendo de los últimos embates de los especuladores y ya no es tan probable una devaluación. También los tipos de interés han descendido de las alturas de vértigo que alcanzaron a comienzos de semana y la Bolsa ha compensado parte de sus tremendas pérdidas de los últimos días. Ya sea repunte efímero o recuperación auténtica, viene muy bien para que el poder ruso respire y recupere su capacidad de maniobra.Despejado este obstáculo, Yeltsin puede resucitar el juicio final con el que había amenazado a sus ministros. El examen público al Gobierno, previsto para el pasado lunes, fue aplazado "entre 7 y 10 días" sin una explicación convincente. Algunos analistas consideran que el presidente no tenía preparada para esa fecha la respuesta a la pregunta: ¿A quién voy a convertir en cabeza de turco de la quiebra del Estado, que hace que millones de empleados públicos lleven meses sin cobrar? El vicejefe de Gobierno, Anatoli Chubáis, tocado del ala por un reciente escándalo relacionado con el cobro de un libro aún publicado, sigue teniendo muchas papeletas para que salga su número en esta rifa.

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