LOS ESTRAGOS DE LA NEVADA

El Madrid castizo se quedó desierto "con la que cayó"'

La tormenta alejó ayer a los peatones del castizo centro capitalino. Sólo resistieron unos pocos valientes y algunos abastecedores de bufandas. "Con muy poco éxito, oiga, pese a la que cae" explicó uno. Aunque los heroicos vendedores ambulantes habían puesto al día su sonora cantinela -"¡Contra el frío, contra la nieve!"-, nadie se acercaba. En la calle Mayor, un comerciante avispado ofrecía gorros de Papá Noel, pero los madrileños no estaban para muchas bromas.La nieve pertinaz impedía fumar en la calle y obligaba a usar guantes y pasamontañas. Algunos buscaron amparo en los bares, per...

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La tormenta alejó ayer a los peatones del castizo centro capitalino. Sólo resistieron unos pocos valientes y algunos abastecedores de bufandas. "Con muy poco éxito, oiga, pese a la que cae" explicó uno. Aunque los heroicos vendedores ambulantes habían puesto al día su sonora cantinela -"¡Contra el frío, contra la nieve!"-, nadie se acercaba. En la calle Mayor, un comerciante avispado ofrecía gorros de Papá Noel, pero los madrileños no estaban para muchas bromas.La nieve pertinaz impedía fumar en la calle y obligaba a usar guantes y pasamontañas. Algunos buscaron amparo en los bares, pero el ramo de la hostelería, en general, sufrió una ligera disminución de la clientela. Sólo los camareros de la pastelería La Mallorquina confesaron haber preparado más cantidad de chocolate y demás bebidas reponedoras. En cambio, el rito de la suerte no se resintió, según las loteras de la Puerta del Sol.

A las cinco de la tarde, las verjas del mercadillo de la plaza Mayor empezaron a cerrarse: la fuerte ventisca podría empapar la mercancía navideña, dijo un tenaz vendedor que, por miedo a que le robaran sus artículos, prefirió padecer frío y esperar la llegada de los guardias.

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