Entrevista:

"El Paular y Aranjuez tienen dos especies vegetales únicas"

César Gómez Campo es lo que parece: un científico. Pelo blanco, mirada sincera, habla clara y una suerte de jovialidad contagiosa derivada de su afán por conocer. Su ánimo siempre elevado procede además de su relación permanente con los centenares de estudiantes que han pasado por su cátedra de la Escuela de ingenieros Agrónomos en la Universidad Politécnica de Madrid. Nacido en la ciudad cántabra de Torrelavega hace 64 años, estudió Agronomía en Madrid, fue alumno de Miguel Benlloch, Juan Santamaría y Aurello Ruiz Castro, entre otras eminencias. Hoy recibe en Madrid, de manos del Rey de Españ...

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César Gómez Campo es lo que parece: un científico. Pelo blanco, mirada sincera, habla clara y una suerte de jovialidad contagiosa derivada de su afán por conocer. Su ánimo siempre elevado procede además de su relación permanente con los centenares de estudiantes que han pasado por su cátedra de la Escuela de ingenieros Agrónomos en la Universidad Politécnica de Madrid. Nacido en la ciudad cántabra de Torrelavega hace 64 años, estudió Agronomía en Madrid, fue alumno de Miguel Benlloch, Juan Santamaría y Aurello Ruiz Castro, entre otras eminencias. Hoy recibe en Madrid, de manos del Rey de España, el Primer Premio de la Fundación Fondena, 10 millones de pesetas, por su entrega a la conservación de la naturaleza. Casado, padre de cuatro hijas y de un hijo, Gómez Campo fue, en los años sesenta, pionero en la previsión de un futuro que ya se mostraba amenaza dor hacia numerosas especies vegetales silvestres. Para protegerlas decidió conservar el mayor número de ellas en un banco de semillas amenazadas, el primero del mundo de esta naturaleza. Su técnica consistió en recolectarlas, secarlas y mantenerlas a una temperatura muy baja, cuya intensificación cada cinco grados multiplicaba por dos la vida de tales gérmenes. Su callada y cuidadosa tarea ha mantenido a buen recaudo un millar de especies.Pregunta. ¿Cómo se inició su vocación?

Respuesta. Al terminar la carrera me hallé con una colecta de crucíferas, plantas como la col, el rábano y el brócoli, y me dediqué a investigar en Estados Unidos y en España los efectos de las radiaciones nucleares sobre ellas.

P. ¿Tiene España personalidad vegetal propia?

R. Desde luego, es de una riqueza extraordinaria. Posee unos 1.200 endemismos, flora estrictamente hispánica, que sólo crece en la Península y en los archipiélagos balear y canario.

P. Comparativamente, ¿cómo es la flora de otros países europeos?

R. Para hacernos una idea de nuestra propia riqueza hay que decir que Holanda, patria de las flores, no tiene ninguna de estas especies; Gran Bretaña cuenta con doce; Francia posee unas ochenta, e Italia, unas doscientas.

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P. ¿Tiene Madrid algún endemismo propio?

R. Sí, el Erodium paularense, que crece en la zona de El Paular. También en las zonas de yeso cercanas a Aranjuez nacen especies muy singulares. Son la atracción de los botánicos que nos visitan. Por cierto, un discípulo de Linneo, el gran taxónomo sueco del siglo XVIII, clasificó una de estas especies.

P. ¿Qué es este premio?

R. Creo que es una suerte de oscar ecológico, un reconocimiento a una dedicación de treinta años. Fui, lo digo con humildad, el pionero de estos bancos. He tenido muchos colaboradores. De todo, y de todos, estoy satisfecho.

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