El mercadillo de coches usados de Pontones se cerrará porque se ha "desmadrado", dice el edil de Arganzuela

El concejal de Arganzuela, Clemente Torres, del PP, aseguró el viernes que piensa clausurar, a partir de enero, el mercado espontáneo de coches de segunda mano que desde hace seis años se instala cada domingo en el paseo de Pontones, a un paso del campo de fútbol del Atlético de Madrid, el Vicente Calderón. "Nunca ha tenido licencia", añade Torres, "pero desde hace un tiempo se ha desmadrado, así que lo voy a prohibir a partir de enero".Los vendedores de turismos no entendían ayer las razones de la clausura. "Aquí no molestamos a nadie. No sé cómo pueden decir que nos echan", se quejaba Aldo, ...

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El concejal de Arganzuela, Clemente Torres, del PP, aseguró el viernes que piensa clausurar, a partir de enero, el mercado espontáneo de coches de segunda mano que desde hace seis años se instala cada domingo en el paseo de Pontones, a un paso del campo de fútbol del Atlético de Madrid, el Vicente Calderón. "Nunca ha tenido licencia", añade Torres, "pero desde hace un tiempo se ha desmadrado, así que lo voy a prohibir a partir de enero".Los vendedores de turismos no entendían ayer las razones de la clausura. "Aquí no molestamos a nadie. No sé cómo pueden decir que nos echan", se quejaba Aldo, un italiano que intentaba vender un Peugeot 405."¿Qué quieren, que nos dediquemos a la droga?", se lamentaba Mudesh, un nigeriano que se gana unos duros, como otros muchos de los inmigrantes que acuden a este mercado, comprando vehículos averiados, arreglándolos y luego revendiéndolos en el paseo de Pontones. Ayer había unos 350 coches en venta. Es un mercado franco: cualquier persona puede llevar su coche hasta el mercado e intentar deshacerse de él. Los visitantes pasean entre los coches, que tienen colocados carteles con el precio. Hay vehículos de hasta 12 años de antigüedad. Su precio ronda las 100.000 pesetas. Pero, sobre todo, abundan los automóviles de 300.000 pesetas. "Son los que más se ofertan porque son los que más se venden", contó Imak, que, con todo, lleva un mes intentando vender un Corsa de seis años por 300.000 pesetas. "Lo que no entiendo es que digan que aquí estamos haciendo daño. ¿Qué mal hacemos?", se preguntaba. El mercado de coches crece cada domingo. Según los vecinos, nadie lo controla. "Ni siquiera la Policía Municipal", denunciaba ayer una vecina. "El mercado puede estar bien, pero el problema es que están taponando la salida del barrio hacia la M-30", añadió.

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