La derecha francesa quiere forzar un referéndum sobre la ley de la nacionalidad

La derecha democrática francesa no está dispuesta a que el código sobre la nacionalidad pase por la Asamblea sin que este crudo debate sobre la inmigración marque su pase a la ofensiva política. Con la Cámara al completo, como en las grandes ocasiones, y en una atmósfera cargada de tensión y malos humores, la jornada de ayer transcurrió envuelta en incidentes y duros enfrentamientos dialécticos que retrasaron notablemente el orden del día previsto.La apelación al referéndum como sistema para zanjar de una vez la discusión tanto sobre el proyecto de ley de la nacionalidad como sobre el de inmig...

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La derecha democrática francesa no está dispuesta a que el código sobre la nacionalidad pase por la Asamblea sin que este crudo debate sobre la inmigración marque su pase a la ofensiva política. Con la Cámara al completo, como en las grandes ocasiones, y en una atmósfera cargada de tensión y malos humores, la jornada de ayer transcurrió envuelta en incidentes y duros enfrentamientos dialécticos que retrasaron notablemente el orden del día previsto.La apelación al referéndum como sistema para zanjar de una vez la discusión tanto sobre el proyecto de ley de la nacionalidad como sobre el de inmigración, volvió a ser reiterada formalmente por los dirigentes de los dos partidos de la oposición, la UDF y el RPR, que se turnaron en la tarea de obstaculizar el debate por la vía del procedimiento.

Al calor de las discusiones, visiblemente crispadas por el juego obstruccionista, pero sin llegar a perder los nervios, la ministra de Justicia Elisabeth Guigou dijo no poder distinguir muy bien "cuál es la diferencia entre las intenciones de los parlamentarios situados a la derecha y las intenciones del único diputado del Frente Nacional".

Ayer, el parlamentario del FN, Jean- Marie Chevalier, se sumó gustoso a la reclamación del referéndum planteada por el resto de la oposición. Tanto Valéry Giscard D'Estaing como el antiguo primer ministro Édouard Balladur, quien negó ayer tener intención de aliarse con el FN en las próximas elecciones regionales, han pedido al presidente de la República, Jacques Chirac, que utilice con ese fin las prerrogativas de su cargo.

Pese a las airadas protestas de la oposición, la ministra afirmó y reiteró que, salvo unas decenas de enmiendas a su proyecto de ley, el resto hasta completar los seis centenares interpuestas por la oposición responden a un propósito puramente obstruccionista. Elisabeth Guigou se mostró dispuesta a otorgar a los hijos de emigrantes nacidos en Francia y menores de edad un documento que les permita viajar al extranjero en tanto no adquieran la nacionalidad francesa establecida a los 18 años, con la mayoría de edad.

Amenaza ecologista

La ministra propuso igualmente reducir a un año el período de matrimonio necesario para que los extranjeros casados con franceses adquieran la nacionalidad gala. Confirmó igualmente que el Gobierno está dispuesto a aceptar que el corsé legal sea más generoso con los niños argelinos, pero no disipó con ello las reticencias a su proyecto de todos aquellos, incluidos los aliados comunistas y verdes, que piden que la nacionalidad sea concedida desde el nacimiento.La advertencia hecha por portavoces del primer ministro, Lionel Jospin -el Gobierno podría legalmente exigir que los diputados se pronunciaran en una sola votación sobre el proyecto de ley para acabar con la carrera de obstáculos en la que discurrió ayer el debate- no gustó precisamente a los aliados ecologistas.

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Algunos de los diputados verdes amenazaron con pasar de la abstención al voto negativo, mientras los comunistas, mucho más moderados, pidieron a los socialistas que retocaran el proyecto en un nuevo esfuerzo por asegurarse su apoyo.

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