DIVULGACIÓN

La cadena de la información de salud, a debate en Madrid

Los medios de comunicación se han constituido en vehículos y promotores de los conocimientos de salud del gran público, desde la dieta cardiosaludable a la enfermedad de las vacas locas. A la vista de este hecho, relativamente nuevo pero ya universal y en aumento, el encuentro que la Fundación BBV organizó la pasada semana sobre Salud, Comunicación y Sociedad, inaugurado por el ministro de Sanidad y Consumo y por el presidente de la fundación, José Ángel Sánchez Asiaín reunió a representantes de las principales revistas científicas de biomedicina, de medios de comunicación, y de usuarios de la...

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Los medios de comunicación se han constituido en vehículos y promotores de los conocimientos de salud del gran público, desde la dieta cardiosaludable a la enfermedad de las vacas locas. A la vista de este hecho, relativamente nuevo pero ya universal y en aumento, el encuentro que la Fundación BBV organizó la pasada semana sobre Salud, Comunicación y Sociedad, inaugurado por el ministro de Sanidad y Consumo y por el presidente de la fundación, José Ángel Sánchez Asiaín reunió a representantes de las principales revistas científicas de biomedicina, de medios de comunicación, y de usuarios de la sanidad, así como expertos en escudriñar el futuro para dar algunas ideas sobre el rumbo de la publicación electrónica, a través de Internet, de los temas sanitarios. La tendencia al espectáculo y el milagrerismo en la presentación de las noticias sanitarias es un fenómeno común en los medios de comunicación de países tanto desarrollados como no desarrollados, según reconocieron varios de los participantes. Timothy Radford, del respetado diario británico The Guardian, aseguró: "La prensa es esquizofrénica, se preocupa tanto por la salud de sus lectores como por su propia salud, en términos económicos y de supervivencia".

Un proceso costoso

Harry Altman, del The New York Times, señaló como principal cambio en las últimas décadas el hecho de que la mayor parte de la investigación biomédica se financia con fondos públicos por lo que el costoso proceso de validación de estas investigaciones mediante, su publicación en revistas científicas tras una revisión por colegas (anónimos) es al fin y al cabo paga do por todos. Para Altman, este proceso es sumamente imperfecto y, lo que es peor, no se ha evaluado científica mente para dejar clara su poca o mucha utilidad, por ejemplo en su capacidad para detectar el fraude. Criticó también el silencio impuesto a los autores de investigaciones por las revistas en las que quieren publicar. Richard Gallagher, editor europeo de la prestigiosa revista científica Science, también fue crítico, aunque no del proceso en sí, sino del bajo nivel de calidad de algunas revistas: "Se está haciendo, y publicando, mucha mala ciencia". Y cada medio tiene su propios problemas: Armette Flanagin, de la revista médica JAMA, reconoció que las mayores amenazas para su integridad editorial son los propietarios (la American Medical Association) y los anunciantes.

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