El primer ministro ruso dimitirá si prospera hoy una moción de censura.

El Gobierno y el Parlamento rusos se juegan hoy el ser o no ser. El primer ministro, Víktor Chenomirdin, ha dado a entender que, si prospera la moción de censura que hoy, se vota en la Duma, presentará su dimisión, aunque no esté constitucionalmente obligado a ello. La oposición comunista y nacionalista, apoyada en este caso por los liberales de Grigori Yavlinskí, parecen contar a priori con los 226 votos necesarios para que la moción prospere.Sin embargo, las negociaciones que ayer se desarrollaron a ritmo febril podían cambiar radicalmente el panorama. La Constitución deja dos salidas...

El Gobierno y el Parlamento rusos se juegan hoy el ser o no ser. El primer ministro, Víktor Chenomirdin, ha dado a entender que, si prospera la moción de censura que hoy, se vota en la Duma, presentará su dimisión, aunque no esté constitucionalmente obligado a ello. La oposición comunista y nacionalista, apoyada en este caso por los liberales de Grigori Yavlinskí, parecen contar a priori con los 226 votos necesarios para que la moción prospere.Sin embargo, las negociaciones que ayer se desarrollaron a ritmo febril podían cambiar radicalmente el panorama. La Constitución deja dos salidas a Yeltsin si la moción prospera: rechazarla o destituir a su primer ministro. Sólo en el caso de un segundo voto de censura en el plazo de tres meses se vería obligado a disolver la Cámara o aceptar el cese de Chemomirdin. Otra posibilidad, que aceleraría las cosas, sería la presentación por el Ejecutivo de una moción de confianza. Si no se obtiene ésta, el presidente tendría un plazo de siete días para decidir a quien liquida, si al Gobierno o a la Duma.

Yeltsin y su primer ministro se muestran, al menos verbalmente, decididos a afrontar este reto de forma combativa, como si confiaran en que ni siquiera los comunistas apostarán por las elecciones anticipadas.