Editorial:

Código de no violencia

LA FIRMA ayer por el Sinn Fein de los principios de Mitchell, un código de no violencia para avanzar en las negociaciones sobre el futuro del Ulster, abre una puerta a la paz, cerrada desde la partición de Irlanda en 1921. Aunque no es formalmente el IRA (Ejército Republicano Irlandés) quien se compromete a acatar estos principios, sino su brazo político, el Sinn Feín, parece haber firmado con autoridad suficiente la renuncia a la violencia y el acatamiento de los resultados del eventual acuerdo entre las partes. Son principios básicos para todo proceso de negociación.Las negociaciones ...

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LA FIRMA ayer por el Sinn Fein de los principios de Mitchell, un código de no violencia para avanzar en las negociaciones sobre el futuro del Ulster, abre una puerta a la paz, cerrada desde la partición de Irlanda en 1921. Aunque no es formalmente el IRA (Ejército Republicano Irlandés) quien se compromete a acatar estos principios, sino su brazo político, el Sinn Feín, parece haber firmado con autoridad suficiente la renuncia a la violencia y el acatamiento de los resultados del eventual acuerdo entre las partes. Son principios básicos para todo proceso de negociación.Las negociaciones han de arrancar el próximo lunes en, el castillo de Stormont. Ayer, en un gesto que constituye un mal presagio, los partidos y organizaciones protestantes -irritados por las concesiones al IRA y los gestos hacia sus presos en cárceles británicas e irlandesas- boicotearon la histórica firma del documento de Mitchell por el Sinn Fein. De hecho, dos partidos protestantes radicales ya habían anunciado con anterioridad que no participarán en estas negociaciones, al exigir del IRA la entrega previa de las armas, mientras que la principal formación moderada, el Partido Unionista del Ulster (UPP,) de David Trimble -clave para el arranque del proceso de paz-, tomará una decisión el próximo sábado. Es probable que para participar exija evitar el contacto directo con los representantes del Sinn Fein.

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Los protestantes moderados cometerían un grave error histórico si hacen fracasar este proceso de paz, incluso antes de que arranque. Pues en Irlanda del Norte, los partidarios de la unión con el Reino Unido siguen siendo mayoría, lo cual les garantiza que las negociaciones no pueden desembocar en un pacto ajeno a sus intereses. Sin embargo, también tendrán que ceder en sus posiciones, como tendrá que hacerlo el Sinn Fein o los republicanos moderados, porque una unión con Irlanda tampoco sería aceptada por los protestantes. El punto de llegada de este proceso es incierto, y no podría ser de otro modo. Pero Blair le ha puesto fecha -mayo de 1998- pare evitar que se eternice.

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El camino es pedregoso. El ex senador estadounidense George Mitchell, que preside las conversaciones de paz, ya se ha apuntado un éxito al lograr una base de partida, alcanzada tras difíciles compromisos. Las partes, incluido desde ayer el Sinn Fein, se comprometen a recurrir sólo a "medios democráticos y exclusivamente pacíficos" para resolver sus diferencias políticas, renunciando al uso, o amenaza de uso, de la fuerza para influir en estas negociaciones, cuyo resultado acatarán. La entrega "total" de las armas de los paramilitares republicanos y unionistas será supervisada por una comisión independiente, lo que ha permitido desbloquear la situación para el IRA, que respeta una tregua desde el pasado 20 de agosto, aunque los paramilitares protestantes lo hacen desde casi tres años atrás. Las partes se comprometen también a acabar con los asesinatos y castigos sectarios. Ésta es una base de negociación razonable, que no prejuzga nada, y que puede sentar precedentes históricos más allá del Ulster.

El Sinn Fein ha aceptado unas reglas del juego. La intención de su líder, Gerry Adams, de "excluir todas las armas de la política en Irlanda", debe ser bienvenida aunque tomada Con cautela. Si el Sinn Fein y el IRA no recorren el trecho que les queda para hacer posible un acuerdo, o si no aceptasen el eventual compromiso final que probablemente se someta a referéndum, el proceso de paz fracasará y la situación podría volverse en contra de los responsables del fiasco en una población deseosa de vivir en paz. De momento, el Sinn Fein ha aceptado la invitación de Londres del pasado 29 de agosto para sentarse en la mesa de Stormont. Ahora les toca a los protestantes mover pieza.

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