Tribuna:

Barcelona

"Madrid tiene la Brunete y la Casa de la Moneda. Nosotros todavía estamos construyendo la Sagrada Familia". Esto es lo que ha dicho el historiador Ainaud de Lasarte para demostrar que ni Madrid ni Barcelona son ciudades "renacentistas". Y lo ha dicho a propósito de la gran exposición que se va a inaugurar dentro de unos días con el tema de las relaciones entre Madrid y Barcelona en los últimos 100 años. Ha sido una iniciativa del Centre de Cultura Contemporánia barcelonés con la colaboración de la Comunidad de Madrid. La muestra podrá verse después en el Círculo de Bellas Artes de la capital.I...

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"Madrid tiene la Brunete y la Casa de la Moneda. Nosotros todavía estamos construyendo la Sagrada Familia". Esto es lo que ha dicho el historiador Ainaud de Lasarte para demostrar que ni Madrid ni Barcelona son ciudades "renacentistas". Y lo ha dicho a propósito de la gran exposición que se va a inaugurar dentro de unos días con el tema de las relaciones entre Madrid y Barcelona en los últimos 100 años. Ha sido una iniciativa del Centre de Cultura Contemporánia barcelonés con la colaboración de la Comunidad de Madrid. La muestra podrá verse después en el Círculo de Bellas Artes de la capital.Interesante tema este de las relaciones entre las dos ciudades más importantes de España. Asunto fundamental para la vida nacional o, si se quiere, para las vidas nacionales de un país de capitalidad bicéfala o más. La exposición, creo, se organizó con el sano propósito de apaciguar las tensiones, que eran muy duras en el momento en que surgió la idea de montarla. Después, los pactos políticos quitaron hierro al enfrentamiento y lo que en algún caso llamé yo "la batalla del Ebro" quedó relegada a las gradas de los estadios. El resto, como alguna procesión, va por dentro.

Este asunto me interesa a mí mucho. Y es porque soy un barcelonés de Madrid o, si se prefiere, un madrileño de Barcelona. Cuando hay fragor de combate, me pilla en medio. De ahí que siempre haya procurado, y no sólo por mi comodidad, aplicarme una regla de oro y recomendársela a mis contemporáneos: no malmeter, primero, y, segundo, contribuir en lo posible a remediar el mutuo desconocimiento que a pesar del puente aéreo existe entre las dos ciudades.

Una cierta rivalidad B-M y M-B ha sido buena y lo seguirá siendo. Buena para una y otra. Pero el alejamiento, el no querer saber, el desdén del no me importa, no crea nada y destruye mucho. De ahí que me haya alegrado la noticia de la exposición. Para el "renacimiento" que Ainaud echa de menos, convendría que la pelea entre las dos ciudades fuera un punto más afectuosa.

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