Callejero

Creo que la persona o personas que diseñaron el callejero de Madrid no tenían ni la más puñetera idea de por dónde han soplado los vientos en esta ciudad durante algunos siglos. No muestran respeto por la historia, ni por la sociedad, ni por casi nada. Vamos a ver: sin caer en patrioterismos, pero admitiendo que su figura llenó buena parte de la Edad Media, ¿cómo se concibe que un señor como el Cid Campeador tenga en Madrid una calle de apenas cincuenta metros de longitud? Me gustaría que los bautizadores de calles se dieran una vuelta, por ejemplo, por Barcelona, para que vieran la importanci...

Creo que la persona o personas que diseñaron el callejero de Madrid no tenían ni la más puñetera idea de por dónde han soplado los vientos en esta ciudad durante algunos siglos. No muestran respeto por la historia, ni por la sociedad, ni por casi nada. Vamos a ver: sin caer en patrioterismos, pero admitiendo que su figura llenó buena parte de la Edad Media, ¿cómo se concibe que un señor como el Cid Campeador tenga en Madrid una calle de apenas cincuenta metros de longitud? Me gustaría que los bautizadores de calles se dieran una vuelta, por ejemplo, por Barcelona, para que vieran la importancia de las calles concedidas a héroes medievales en una ciudad ultramoderna como aquélla.Por otra parte, que generales como Serrano o espadones como Narváez cuenten con calles como las que poseen en Madrid resulta desproporcionado para su estatura histórica, habiendo figuras civiles en el siglo XIX con mucha mayor talla y con muchísima menos atención por parte de los munícipes que se dedican a bautizar las calles. ¿Qué me dicen de las calles de Lagasca o de Alfonso XI, por ejemplo, de los cuales nadie sabe apenas quiénes fueron, o qué hicieron, mientras que personalidades como poetas, escritores, revolucionarios, defensores de las libertades civiles o mujeres vigorosas que lucharon por la emancipación femenina apenas tienen existencia para los nomencladores de la ciudad? Por favor, repasen la historia y vean si tantos merecen tanta desidia.-