La policía turca reprime con dureza la primera manifestación islamista contra el Gobierno laico

Centenares de policías antidisturbios turcos cargaron ayer con dureza para disolver los más de 5.000 islamistas que protestaban en Ankara contra la anunciada clausura de las escuelas coránicas. Tras rociar con cañones de agua a los manifestantes, la policía lanzó a decenas de perros adiestrados contra los vociferantes barbudos y mujeres vestidas de negro antes de expulsarles a porrazos del centro de la capital turca. El primer ministro Mesut Yilmaz ha tenido que recurrir a la fuerza bruta para encarar el primer desafío de los integristas a su flamante Gobierno laico.

Cuando los gritos d...

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Centenares de policías antidisturbios turcos cargaron ayer con dureza para disolver los más de 5.000 islamistas que protestaban en Ankara contra la anunciada clausura de las escuelas coránicas. Tras rociar con cañones de agua a los manifestantes, la policía lanzó a decenas de perros adiestrados contra los vociferantes barbudos y mujeres vestidas de negro antes de expulsarles a porrazos del centro de la capital turca. El primer ministro Mesut Yilmaz ha tenido que recurrir a la fuerza bruta para encarar el primer desafío de los integristas a su flamante Gobierno laico.

Cuando los gritos de "¡Gobierno, dimisión!" comenzaron a retumbar cerca del despacho oficial de Yilmaz, los blindados de la policía rociaron con agua a presión teñida de color morado a la muchedumbre que desde primera hora de la mañana se concentraba frente al Ministerio de Educación turco. Al menos 11 personas, entre ellas cinco periodistas, tuvieron que ser hospitalizadas tras ser golpeadas por los agentes antidisturbios. Unos cincuenta manifestantes fueron detenidos cuando intentaban dirigirse hacia la sede del Estado Mayor del Ejército turco.Un cámara de televisión fue evacuado en una ambulancia con una herida en la cabeza. Otro reportero tuvo que salir huyendo después de que un perro de la policía le desgarrara los pantalones. Pero los manifestantes también apedrearon a los periodistas, de manera que los dos centenares de informadores que observaban la protesta abandonaron el lugar de la concentración y se dirigieron hacia el Ministerio del Interior al grito de ¡La prensa libre no se callará!".

"¡Romped las manos a quienes intenten poner un dedo sobre el Corán!", "¡Alá es el más grande!", habían clamado poco antes los miles de islamistas llegados con banderas verdes a Ankara desde las principales ciudades turcas para oponerse a la ampliación de la escolaridad obligatoria hasta los 14 años, tres más que en la actualidad. Esta medida implicará el cierre de las cerca de seiscientas imam hatip (escuelas de clérigos musulmanes) del país, donde reciben enseñanza religiosa decenas de miles de alumnos. Estos centros se han convertido en los últimos años en semillero de cuadros de la Administración turca y en el principal vehículo para la infiltración del islamismo en el Estado laico fundado por Mustafá Keinal, Atatürk, en 1923.

El anterior primer ministro, el islamista Necmttin Erbakan, dimitió el pasado 18 de junio a raíz de las continuas presiones de los mandos del Ejército para frenar la expansión del integrismo en la sociedad turca. La clausura de las imam hatip fue una de las exigencias que los generales de Ankara plantearon al líder del Partido del Bienestar (Refah), el más votado en las elecciones legislativas de diciembre de 1995. Varios diputados del Refah recibieron en el Parlamento a una delegación de los manifestantes, a la que aseguraron que se opondrán a la tramitación de la nueva ley de enseñanza. "Su único objetivo [del actual Gobierno] os cerrar las scuelas coránicas", afirmó el ex primer ministro Erbalcan.

El conservador Yilmaz, que Gobierna en coalición con socialdemócratas y centristas, anunció ayer que presentará a finales de la semana próxima un proyecto de ley de reforma educativa en el Parlamento. Sin embargo, al menos una decena de diputados del Partido de la Madre Patria, que dirige Yilmaz, se han opuesto a restringir la enseñanza religiosa.

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