Los palestinos consideran una declaración de guerra el nuevo asentamiento judío de Jerusalén

"Es una declaración de guerra". Con esta frase, dirigentes palestinos acogieron ayer la decisión del Ayuntamiento de Jerusalén de permitir la construcción de una colonia judía en la zona este de la ciudad, en medio del barrio árabe de Ras el Amud, junto al monte de los Olivos. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, envió ayer un mensaje telefónico al presidente de la Autoridad Palestina, Yasir Arafat, en un intento de tranquilizar los ánimos. Netanyahu, que se opone a este asentamiento en concreto, fue el primer sorprendido por la decisión del consejo municipal.

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"Es una declaración de guerra". Con esta frase, dirigentes palestinos acogieron ayer la decisión del Ayuntamiento de Jerusalén de permitir la construcción de una colonia judía en la zona este de la ciudad, en medio del barrio árabe de Ras el Amud, junto al monte de los Olivos. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, envió ayer un mensaje telefónico al presidente de la Autoridad Palestina, Yasir Arafat, en un intento de tranquilizar los ánimos. Netanyahu, que se opone a este asentamiento en concreto, fue el primer sorprendido por la decisión del consejo municipal.

El Gobierno local de Jerusalén, presidido por el dirigente derechista Ehud Olmert, decidió en la noche del jueves aprobar el proyecto inmobiliario del millonario estadounidense Irving Moskowitz, que permitirá la construcción de 70 viviendas, destinadas a una comunidad judía ortodoxa, en un área en la que se amontonan más de 11.000 musulmanes.La construcción de estas viviendas, cuya fecha de inicio de obras aún no se ha concretado fue interpretada por los dirigentes palestinos como una nueva operación destinada ajudeizar, por la vía de los hechos consumados, la ciudad de Jerusalén, arrinconar a la población árabe e imposibilitar cualquier negociación o pacto sobre el estatuto definitivo de una ciudad que fue reunificada por la fuerza del Ejército israelí en 1967.

"¿Qué quiere usted que hagan ahora los palestinos?", se preguntó ayer ante los periodistas Ahmed Tibi, uno de los consejeros de Arafat, conocido por su moderación y su prudencia. Los comentarios de este dirigente palestino eran también compartidos por la ministra de Educación Superior, Hanán Ashraui, diputada del Jerusalén oriental, en el Parlamento palestino, quien aseguró que este proyecto tiene como finalidad "destruir deliberadamente la paz". En la calle, la opinión no es muy diferente: "Si quieren confrontación, la tendrán", dijo un muchacho de 18 años.

La inesperada aprobación de la construcción de esta colonia judía en pleno barrio árabe de Jerusalén ha cogido por sorpresa al propio primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. A través de un portavoz, se ha declarado "hostil por el momento" a la construcción de un nuevo barrio judío. Pero, al mismo tiempo, el portavoz oficial destacó la incapacidad del Ejecutivo para oponerse a un proyecto que tenía todos los permisos legales, cuyo terreno había sido adquirido legalmente y cuyo único control posible es el que pueda ejercer sobre ello el mismo Ayuntamiento, que es en esta materia autónomo y soberano. Otra pista de las vacilaciones de Netanyahu es el mensaje que ha enviado a los judíos estadounidenses, pidiéndoles ayuda para cambiar la política de Bill Clinton respecto al polémico asentamiento de Har Homa.

"Ni el primer ministro Netanyahu ni el Gobierno tienen nada que ver con este proyecto, cuya competencia es estrictamente municipal. Pero además le diré que el proyecto de construcción de este grupo de 70 viviendas fue planeado y pactado años atrás, en pleno Gobierno laborista, y cuando se encontraba al frente del Ayuntamiento de Jerusalén Teddy Collek, también del partido laborista. Ni Netanyahu ni el Gobierno tienen nada que ver en el proyecto", insistió ayer a EL PAÍS un portavoz gubernamental.

La construcción de este asentamiento judío en un barrio árabe hace temer una nueva oleada de violencia. Se pueden repetir los incidentes sucedidos en Cisjordania, en marzo, cuando se inició allí, en la localidad de Abu Ghneim, la edificación de otro barrio judío, el de Har Homa, destinado a albergar a cerca de 6.000 habitantes. Estos incidentes supusieron el resurgimiento de la Intifada y la congelación de las negociaciones del proceso de paz.

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Pero aún más. En la memoria de los ciudadanos de Jerusalén se encuentran también el recuerdo y el fantasma de otros incidentes similares, acaecidos un año atrás, en 1996, cuando el Gobierno israelí decidió la construcción de un subterráneo arqueológico, a lo largo de la explanada de la mezquita de Al Aqsa y cerca del Muro de las Lamentaciones. En esta otra ocasión fueron tres días de revueltas y enfrentamientos en todos los terrritorios, que se saldaron con más de 60 muertos.

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