Un médico británico afirma haber ayudado en 50 eutanasias
Michael lrwin, un médico británico que colaboró con la ONU, ha admitido haber ayudado a morir a 50 enfermos. Más de la mitad recibieron una -dosis letal de morfina administrada por él mismo. Sus declaraciones, recogidas ayer por el rotativo The Sunday Times, se producen dos semanas despué de que la Asociación Médica Británica rechazara la legalización de la eutanasia."Tengo la conciencia tranquila. Todos deseaban morir y les ayudé", reconoce Irwin. Su descripción incluye detalles sobre las inyecciones de morfina e incluso la bolsa de plástico que proporcionó a una familia para asfixiar ...
Michael lrwin, un médico británico que colaboró con la ONU, ha admitido haber ayudado a morir a 50 enfermos. Más de la mitad recibieron una -dosis letal de morfina administrada por él mismo. Sus declaraciones, recogidas ayer por el rotativo The Sunday Times, se producen dos semanas despué de que la Asociación Médica Británica rechazara la legalización de la eutanasia."Tengo la conciencia tranquila. Todos deseaban morir y les ayudé", reconoce Irwin. Su descripción incluye detalles sobre las inyecciones de morfina e incluso la bolsa de plástico que proporcionó a una familia para asfixiar a una paciente agonizante. El médico la compró por unas 5.000 pesetas a una asociación canadiense partidaria del derecho a bien morir. La paciente sufría una, dolencia neurológica y ya no podía tragar ni hablar pero había dejado claro su deseo de morir. "Primero tomó una sobredosis de un medicamento que le indujo un coma. Luego fue aplicada la bolsa, que no produce dolor", dice Irwin. Otra mujer con cáncer generalizado tomó por vía oral la dosis de morfina necesaria para morir. En ambos casos el certificado de defunción indicaba: que el fallecimiento fue por causas naturales. Los médicos de cabecera no fueron informados.
La ayuda al sucidio se castiga hasta con 14 años de cárcel en el Reino Unido. Irwin afirma querer clarificar zonas oscuras de la ley. La Asociación Médica le ha condenado. La Sociedad para la Eutanasia Voluntaria le califica de "hombre admirable".