Un Ulster menos británico y más irlandés

El presidente del Sinn Fein, Gerry Adams, ha declarado repetidas veces, en las últimas 48 horas -igual que el IRA en su comunicado del sábado, que la aspiración del partido republicano es lograr una Irlanda unida. El principal partido nacionalista de la provincia, el Partido Socialdemócrata y Laborista, que preside John Hume, desea un desenlace similar, si bien con muchas menos prisas. En el mismo lado -al menos desde un punto de vista sentimental- se sitúa el Gobierno de Dublín. Estas aspiraciones contrastan violentamente con las de los partidos unionistas, cuyo único deseo es mantener la uni...

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El presidente del Sinn Fein, Gerry Adams, ha declarado repetidas veces, en las últimas 48 horas -igual que el IRA en su comunicado del sábado, que la aspiración del partido republicano es lograr una Irlanda unida. El principal partido nacionalista de la provincia, el Partido Socialdemócrata y Laborista, que preside John Hume, desea un desenlace similar, si bien con muchas menos prisas. En el mismo lado -al menos desde un punto de vista sentimental- se sitúa el Gobierno de Dublín. Estas aspiraciones contrastan violentamente con las de los partidos unionistas, cuyo único deseo es mantener la unión con Londres y limitar los contactos con Dublín a una mínima colaboración técnica y fronteriza.Lo más probable es que el futuro político de Irlanda del Norte, que comenzará a discutirse en septiembre próximo, se sitúe en un territorio intermedio, en el que, según describía ayer el corresponsal en el Ulster del dominical The Independent on Sunday, "siga siendo británico, aunque se vuelva más irlandés". Lo verdaderamente importante es que con el arreglo que sea se llegue a una situación de estabilidad política.

Ganar tiempo

La estructura política propiciada por los documentos marco firmados por los Gobiernos de Londres y Dublín en febrero de 1995 -y considerados como meras líneas maestras a las que no tiene necesariamente que ajustarse la negociación- concibe un autogobiemo para Irlanda del Norte elegido en la provincia de acuerdo con el sistema de representación proporcional. Los desequilibrios demográficos -la mayoría seguirá siendo protestante durante muchos años- se corrigen con la elección de comisiones en las que estén representadas las dos comunidades. Además se abre la puerta a una estrecha colaboración con Dublín en materias turísticas, agrícolas y fronterizas.A simple vista resulta sorprendente que los ideales de republicanismo duro del Sinn Fein, brazo político del IRA, puedan satisfacerse en la más mínima medida con este proyecto de futuro. Adams ha insistido, sin embargo, en aceptar el reto negociador, con la condición de que ningún tema quede excluido del debate. Quizá todo lo que los republicanos quieren es aumentar su poder político en Irlanda del Norte, aceptando a cambio posponer la realización de sus sueños de unidad. Quizá se trata sólo de ganar tiempo.

La República de Irlanda no está en ningún caso en condiciones de aceptar la soberanía sobre el Ulster ni la mayoría de la población lo desea. Una "patata caliente" de imposible manejo, que en el mejor de los casos sólo puede ser conducida hacia un territorio de autonomía con lazos compartidos por Londres y Dublín.

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