Comparece ante la justicia argentina el último histórico de la guerrilla latinoamericana

Prófugo un cuarto de siglo, el argentino Enrique Gorriarán Merlo, el último histórico de la guerrilla latinoamericana de la turbulenta década de los setenta, aún reafirma la legitimidad de toda una vida en armas. Entrevistado en la clandestinidad poco antes de su apresamiento en México, el jefe miliciano que en 1980 reventó el Mercedes blindado del dictador nicaragüense Anastasio Somoza apremiaba el arrepentimiento de otros: "Que lo hagan los torturadores, los criminales, los asesinos y los corruptos". Hoy comparece ante la justicia por un delito cometido en democracia.

El 23 de enero d...

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Prófugo un cuarto de siglo, el argentino Enrique Gorriarán Merlo, el último histórico de la guerrilla latinoamericana de la turbulenta década de los setenta, aún reafirma la legitimidad de toda una vida en armas. Entrevistado en la clandestinidad poco antes de su apresamiento en México, el jefe miliciano que en 1980 reventó el Mercedes blindado del dictador nicaragüense Anastasio Somoza apremiaba el arrepentimiento de otros: "Que lo hagan los torturadores, los criminales, los asesinos y los corruptos". Hoy comparece ante la justicia por un delito cometido en democracia.

El 23 de enero de 1989, el Movimiento Todos por la Patria (MTP), a sus órdenes, asaltó el cuartel La Tablada y en la suicida intentona murieron 39 personas, tres desaparecieron, más de 60 resultaron heridas y 20 atacantes fueron detenidos. La fiscalía le pide 25 años, y a su esposa, Ana Sivori, la cadena perpetua.Al juicio oral y público por la embestida al Regimiento 111 del Ejército, con asiento en la localidad bonaerense de La Tablada, seguirán otros porque la violenta peripecia de El Pelado viene de los años sesenta, en que ya protestaba, callejero en Córdoba, con piedras y cócteles mólotov. Los cargos contra el fundador, con Mario Santucho, del trotskista Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) dan para muchos años de cárcel: asociación ilícita, rebelión, homicidio doblemente agravado, lesiones, privación ilegal de libertad, robo, usurpación de identidad y falsificación de documento públicos.

Gorriarán Merlo, de 55 años, recluido en la prisión. de Villa Devoto después de su detención en octubre de 1995, también participó en la operación contra el Regimiento de Tanques de la localidad de Azul, y sobre él pesan otras acusaciones, y la solicitud de extradición cursada por Paraguay para rendir cuenta en ese país por el atentado que en las calles de Asunción costó la vida a Somoza. Un exhorto cita al ex presidente nicaragüense, Daniel Ortega, como testigo en el juicio porque uno de atacantes, muerto en los combates de casi 48 horas por la recuperación del cuartel, habría pertenecido al Movimiento Sandinista de Liberación Nacional.

La defensa de Gorriarán

La defensa del prófugo, cuyo rastreo obsesionó al espionaje argentino durante cerca de 25 años, denunció el fusilamiento de cinco miembros del MTP una vez rendidos, y pedirá la absolución de Gorriarán argumentando que la frustrada toma de la guarnición quiso impedir un inminente alza-, miento de jefes militares ultranacionalistas. Todavía se desconoce de qué manera aquel asalto al regimiento hubiera podido evitar la sublevación, un año después, de las unidades carapintadas, así llamadas por su afición a tiznarse la cara con corcho quemado en cada una de las cuatro asonadas a su cargo contra la frágil democracia heredada de la última dictadura castrense (1976-83).Durante su detención en Buenos Aires, Gorriarrán respondió por escrito a un cuestionado de EL PAÍS. Tampoco precisó ese punto. "No hemos podido hacer una evaluación completa sobre La Tablada. Varios estamos detenidos en distintos lugares y la comunicación entre nosotros es limitada. Claro que yo, como los otros compañeros, tengo una opinión pero por ahora es personal y esto debemos analizarlo con profundidad y en común".

Más concreto se manifestó en sus razones para empuñar las armas. "La guerrilla argentina fue una de las formas en que se expresó la resistencia a los golpes militares y a las acciones de la Triple A, que fue una organización fascista paraestatal. Más allá de los éxitos o errores para mí representó una parte fundamental del valor ético de una generación que luchó por no ser sojuzgada por el autoritarismo".

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Juzgados ya, fueron sentenciados a cadena perpetua 13 miembros del MTP, y otros siete, entre ellos el sacerdote hispano-argentino Antonio Puigjane, a 20 y 10 años de prisión. Algunos fueron después puestos en libertad condicional y uno quedó definitivamente excarcelado. La fiscalía imputa al MTP la simulación de un alzamiento carapintada para tomar el establecimiento castrense apoyado por grupos populares y derrocar después al entonces presidente Raúl Alfonsín mediante un golpe de Estado.

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