Precariedad, bajos salarios y récords de ocupación

Esta misma semana las estadísticas de desempleo señalaban otro mínimo histórico en el Reino Unido. En mayo, tan sólo 1.640.000 personas, es decir el 5,8% de la población laboral se encontraban en paro. Mientras en el continente casi 17 millones de parados intentan desesperadamente encontrar trabajo, el Reino Unido exhibe las cifras más bajas desde 1990.El anterior primer ministro británico, el conservador John Major, se vanagloriaba poco antes de ser expulsado por la fuerza de los votos de Downing Street de que su Gobierno habla creado 900.000 empleos en cuatro años. Gracias, según él, a la te...

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Esta misma semana las estadísticas de desempleo señalaban otro mínimo histórico en el Reino Unido. En mayo, tan sólo 1.640.000 personas, es decir el 5,8% de la población laboral se encontraban en paro. Mientras en el continente casi 17 millones de parados intentan desesperadamente encontrar trabajo, el Reino Unido exhibe las cifras más bajas desde 1990.El anterior primer ministro británico, el conservador John Major, se vanagloriaba poco antes de ser expulsado por la fuerza de los votos de Downing Street de que su Gobierno habla creado 900.000 empleos en cuatro años. Gracias, según él, a la tenaz oposición británica a firmar el Capítulo Social europeo y a imponer en el país la directiva europea que sitúa en un máximo de 48 horas la jornada semanal.

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Los que pensaron que la situación cambiaría con la llegada de un Gobierno laborista que prometía firmar ese protocolo apenas ocupara el poder, empiezan a tener serias dudas. Hace un par de días, el diario The Independent, que citaba fuentes del funcionariado ministerial, anunciaba que el Gobierno de Tony Blair firmará la semana próxima en la cumbre de Amsterdam el famoso capítulo social, pero no piensa aplicarlo en el país hasta dentro de dos años. Todo parece indicar que los laboristas están dispuestos a defender los principios sobre los que se ha basado el éxito en la creación de empleo, es decir, bajos salarios, inseguridad laboral, un mercado flexible en suma en el que contratar y despedir es un ejercicio sencillo y cotidiano.

El mercado laboral británico siempre ha estado entre los menos regulados de Europa, pero en los años noventa se produce un fenómeno nuevo. Disminuye estrepitosamente el número de trabajadores cubiertos por la ley contra el despido improcedente, mientras los convenios colectivos entre patronal y sindicatos dejan de ser un fenómeno general. Hoy afectan sólo la mitad de los trabajadores.

El porcentaje de los trabajadores británicos que afirman sentirse seguros en el empleo ha caído del 76% en 1990 al 43%. Inseguros, pero con trabajo, opinan los defensores de la cirugía tory. Y acaso la paz laboral que vive desde hace más de una década el Reino Unido sea una prueba de que tienen razón.

A cambio, los británicos han recibido el grueso de las inversiones en suelo europeo de Japón y Estados Unidos -un 40% del total- y esperan seguir siendo el polo de atracción de las inversiones de los tigres asiáticos.

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