El síndrome de fatiga crónica afecta a la mitad de los escolares británicos, según un estudio
El mayor estudio publicado hasta ahora en el Reino Unido sobre el denominado síndrome de fatiga crónica arroja un dato inesperado: lo padece el 51% de los escolares británicos, que a veces se ven obligados a abandonar las clases de forma definitiva. De difícil diagnóstico, los colegios de médicos y de psiquiatras cifran su origen en factores físicos y psíquicos. Los afectados aseguran que se trata de un virus que les debilita y produce letargo, jaquecas, dolores musculares y hasta ataques de pánico. En su trabajo, que cubre el periodo 1991-1995, participaron 1.098 escuelas de todo el Reino Uni...
El mayor estudio publicado hasta ahora en el Reino Unido sobre el denominado síndrome de fatiga crónica arroja un dato inesperado: lo padece el 51% de los escolares británicos, que a veces se ven obligados a abandonar las clases de forma definitiva. De difícil diagnóstico, los colegios de médicos y de psiquiatras cifran su origen en factores físicos y psíquicos. Los afectados aseguran que se trata de un virus que les debilita y produce letargo, jaquecas, dolores musculares y hasta ataques de pánico. En su trabajo, que cubre el periodo 1991-1995, participaron 1.098 escuelas de todo el Reino Unido.El trabajo, elaborado por Jane Colby, antigua directora de colegio que se recupera ahora de la enfermedad, y la microbióloga Elizabeth Dowsett, califica sus hallazgos de "bomba educativa" que producirá a la larga un enorme déficit nacional. Para ilustrar estas afirmaciones, ambas señalan que la segunda causa de ausencia prolongada de la escuela es la leucemia y otros tipos de cáncer, nada vagos o sospechosos para los médicos. "Nadie puede negar que la situación es seria, pero nadie se atreve a actuar de forma oficial", ha lamentado Colby.
A los especialistas, incluso con largos años de experiencia clínica, el síndrome les causa no pocos quebraderos de cabeza. Para poder establecer un diagnóstico fiable, la fatiga y debilidad mostrada por el escolar deben prolongarse por lo menos durante seis meses. Como también pueden sufrir cambios de humor e insomnio, generalistas y psiquiatras proponen terapias de carácter cognitivo. El afectado analizará así sus pautas de comportamiento y podrá bucear en las causas de su estado. Ambos colectivos médicos señalan, además, que regresar a las aulas lo antes posible ayuda a recuperarse. "Cuanto más permanezcan en casa, más difícil les resultará a los alumnos mantener los niveles académicos y algo de su vida social", apuntan en sus informes sobre la enfermedad.
Para Colby y Dowsett lo acertado sería justamente lo contrario. Según ellas, lo importante es educar al paciente y no llevarle a la fuerza al centro escolar. "Proveerle de suficiente material para que estudie en casa y no pierda el tiempo es esencial. Sus relaciones sociales merecen un enfoque aparte", concluyen las autoras.